Hace dos años, la Organización Mundial de la Salud declaró oficialmente al COVID-19 como una pandemia, y la vida tal como la conocíamos hasta ese momento cambió en un instante.
La declaratoria fue oficializada por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
En rueda de prensa, informaba aquel 11 de marzo que el número de casos de COVID-19 en las últimas dos semanas se había multiplicado por 13 fuera de China, epicentro del brote de coronavirus en ese momento, registrándose más de 118,000 casos en 114 países y 4,291 muertes a causa de la enfermedad.
"La OMS ha estado evaluando este brote durante todo el día y estamos profundamente preocupados tanto por los niveles alarmantes de propagación y gravedad como por los niveles alarmantes de inacción. Por lo tanto, hemos evaluado que el COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia", señaló en aquella ocasión.
"Podemos esperar que el número de casos, de decesos y de países afectados aumente" en los próximos días y semanas, agregó el director general de la OMS, asegurando que la nueva definición del COVID-19 como pandemia no cambiaría "lo que estamos haciendo y lo que los países deben hacer" en relación con los esfuerzos por enfocar sus estrategias más en la contención para evitar nuevos casos que en la mitigación de los ya existentes.