Fue sencillo creer que no había nada peor que la corrupción, que sin ella como reina, los problemas se allanarían. Esa fue la apuesta de la mayoría de los mexicanos. Pero hoy las cosas se ven diferentes.
El discurso del candidato ganador se centró en ese tema, abriré el cajón y allí estarán 500 mil mdp. En pleno hartazgo, la disyuntiva parecía clara: apostar contra la corrupción. Cómo oponerse. Pero hoy la realidad se impone y sí hay algo peor: estar invadidos de corrupción pero con una ineficacia que supera cualquier imaginería. Sólo enterrar Texcoco y levantar el Felipe Ángeles supuso tirar a la basura alrededor de 400 mil mdp. Cambiaron 120 puntos de arribo por 14 y, a la par, permiten que nuestro actual aeropuerto, que seguirá siendo el principal, se deteriore penosamente.
Las familias mexicanas hoy concluyen 45.4% (México elige) que la economía es su principal problema. El pueblo nunca se equivoca, dicen por ahí. Empleo, salud (pandemia, servicios y medicinas), inflación, educación quebrada, violencia galopante, endeudamiento (más 55% de los hogares están endeudados) adelgazamiento de las clases medias, aumento de la pobreza extrema y un gobierno que vive atrapado por un enorme ego colectivo, otro escenario. Si hay algo peor que la corrupción: un gobierno perdido en la persecución de una "nueva nación", un destructor compulsivo anclado en un dicho insostenible: "No somos iguales". Esa "nueva patria" que prometieron, no existe ni existirá. La realidad es necia. Los escándalos actuales de corrupción son flechas al corazón de su narrativa: son iguales, pero más cínicos en tanto que siguen repitiendo su cantaleta "ya todo cambió". Parten del supuesto de que somos un país de idiotas. Ahora resulta que el cheque por 2000 mdp. entregado en pomposa ceremonia al INDEP, fue producto de un montaje. Que el humilde presidente del Tsuru no se puede apear de las Suburbans blindadas; que el Estado Mayor sigue en funciones, pero vestidos de civil, que se transporta en helicópteros de la Fuerza Aérea, que los gastos del Palacio hacen palidecer a Los Pinos. Lázaro Cárdenas se salió del Castillo y edificó una residencia civil, pero ahora el presidente de una República vive en un Palacio.
Si puede haber algo peor que la corrupción, un gobierno que nos avergüenza frente al mundo inventando conflictos con nuestros principales socios comerciales EEUU y España, que degrada las representaciones diplomáticas a caprichos personales. Peor, porque de acuerdo al análisis de Xavier Tello -La tragedia del desabasto- si mañana se tomaran las medidas para restablecer las cadenas de suministro de medicamentos los obtendríamos en doce meses. Habremos vivido cuatro años de desabasto. Habrá más enfermos sin posibilidad de ser tratados, niños que mueran por la ineptitud y soberbia. Los problemas brotan por todas partes, por ejemplo la imposibilidad para millones de mexicanas de planificar su familia por carencia de apoyos, (Excélsior, 20/2/2022). La pobreza aumenta en todos sus niveles por la imposición de programas asistenciales elaborados con criterios políticos (ver "¿Por qué ha crecido la pobreza?" de G. Hernández Licona, Letras Libres, febrero 2022).Nos llevará muchos años paliar ese retroceso. Si hay algo peor, un debilitamiento institucional planeado, intencional, de los órganos electorales y los reguladores económicos, que son termómetros clave para los inversionistas. Si hay algo peor, una tensión absurda con el sector privado que genera el 84.5% del PIB. Consecuencia: reducción de las inversiones.
Si hay algo peor, un gobierno que persigue a periodistas, jueces, organizaciones de la sociedad civil, que utiliza la UIF para sus intereses personales, que desprecia a la niñez y a las mujeres. Y todo en aras de una popularidad que ya se desploma (ver encuesta de CEPPI, 60% lo desaprueba).
Difícil aceptarlo, suena impertinente: son iguales y…si, si puede haber algo peor, corrupción y desgobierno.
