Resulta increíble que a más de veinte siglos de que la democracia fue creada por los griegos, el mundo siga dando bandazos y tropezones en los procesos electorales.
De hecho la democracia, entendida como el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes, no es todavía el sistema de gobierno mayoritario a nivel mundial.
Apenas un 15 por ciento de los países viven bajo democracias plenas mientras otros 53 son considerados democracias deficientes, entre ambos suman aproximadamente el 45 por ciento de la población internacional.
El resto, es decir el 55 por ciento, son naciones que son gobernados bajo sistemas híbridos o de plano son regímenes autoritarios.
Entre los dos últimos grupos tenemos a China, los países árabes, Rusia, México, Venezuela, Egipto, Corea del Norte, Cuba, Etiopía, etcétera.
Esta reflexión viene a cuenta porque en Brasil se está viviendo una crisis democrática que podría derivar en un cisma social ante la división a la mitad de los ciudadanos de aquella nación.
Resulta que Brasil es catalogada como democracia deficiente pero democracia al fin. Sin embargo, los resultados de las elecciones presidenciales del pasado domingo han puesto en jaque a esa gran nación.
Mientras al candidato de la izquierda Lula da Silva obtuvo el 50.9 por ciento de los votos, al candidato de la derecha Jair Bolsonaro se le adjudica el 49.1 por ciento de la votación. En número de sufragios representan 60.3 millones contra 58.2 millones.
En efecto, Lula consiguió la mayoría por menos del 2 por ciento, pero la población se encuentra tan dividida que difícilmente se conseguirá en Brasil una transición pacífica y ordenada. Ya comenzaron las protestas y solo Dios sabe hasta donde llegarán las pasiones políticas.
Una solución para evitar resultados tan cerrados sería exigir en comicios presidenciales diferencias mayores al 5 por ciento o de lo contrario ir a una segunda vuelta electoral. Es sólo una idea que pasa por nuestra mente para evitar los disturbios postelectorales como sucedió en México en el verano del 2006.
Similar conflicto se vivió en Estados Unidos en las pasadas elecciones presidenciales con el candidato perdedor Donald Trump, quien denunció un fraude electoral y estuvo a punto de frenar la transición de poderes en enero del 2021.
El próximo martes 8 se elegirá en Norteamérica al total de los escaños de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado, 36 gobernadores e infinidad de cargos locales en los cincuenta estados de la Unión Americana.
Hay temor de un nuevo conflicto electoral en caso de que los resultados sean cerrados como ocurrió en noviembre del 2020.
El presidente Joe Biden llamó hace unas horas a sus simpatizantes a defender una democracia "bajo ataque" ante el supuesto acecho de militantes de extrema derecha y seguidores de Donald Trump, quienes insisten en la posibilidad de un fraude electoral.
Se da por hecho que el partido Republicano ganará la mayoría de los representantes y posiblemente consiga también la mayoría en el Senado, ambas cámaras están ahora dominadas por los demócratas.
El disparo en los precios por la inflación superior al 8 por ciento y la debilidad mostrada por el gobierno de Estados Unidos en el conflicto Rusia-Ucrania, han socavado la imagen del presidente Biden, quien podría conducir a su partido a una derrota apabullante el próximo martes.
Por su parte Donald Trump, acosado por las denuncias en su contra por el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021, no ha cejado en apoyar a los candidatos republicanos y en denostar a Biden cada vez que se pone frente a un micrófono.
Lo cierto es que en Estados Unidos la democracia se pondrá a prueba en estos comicios intermedios que sin lugar a dudas mostrarán la marcada división política del vecino país y definirán las tendencias para la disputada sucesión presidencial del 2024.
NOTICIA FINAL…
Que absurdo papel de las autoridades económicas norteamericanas, mientras nada dijeron por el exceso de beneficios que distribuyó el gobierno durante la pandemia, ahora la Reserva Federal intenta por la vía del alza de tasas de interés contener una inflación que ellos permitieron. A pesar de todo la economía se defiende y mantiene su vitalidad, pero no sabemos por cuanto tiempo más.
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