EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

ACTITUDES

AMLO dejó de ser un demócrata

JOSÉ SANTIAGO HEALY

Pese a los tiempos de incertidumbre y confrontación que vive México fue muy satisfactorio observar como miles y miles de mexicanos salieron el domingo pasado a manifestar su respaldo al Instituto Nacional Electoral y su rechazo a la reforma que propone el presidente López Obrador.

Más allá de ello, los ciudadanos expresaron en más de treinta ciudades del país y algunas de la Unión Americana, su inquebrantable fervor por la democracia, la concordia y la paz entre los mexicanos.

Hubo por ahí algunas confrontaciones verbales durante las marchas, pero no se reportaron agresiones físicas ni hechos de violencia como sucede en otras protestas, especialmente en aquellas de grupos extremistas que buscan ante todo desquiciar a México.

Desde que terminó la revolución mexicana hace más de un siglo, ha costado enormes esfuerzos, sacrificios y vidas conducir al país por la vía del respeto a las libertades de toda índole como la libertad de expresión, la religiosa, la de votar, la empresarial, etcétera, etcétera.

Tras la revolución el país quedó destrozado y dividido, pasaron varias décadas para que el progreso emergiera lentamente y con enormes desigualdades, pero sin libertades políticas y bajo un sistema autoritario que finalmente fue desechado con la llegada del nuevo siglo.

México vivió en setenta años del dominio de un partido momentos trágicos y dolorosos, tales como la guerra cristera de 1926 a 1929, la matanza de estudiantes en Tlatelolco en 1968, la irrupción de grupos guerrilleros en los años 70, el levantamiento indígena en Chiapas en 1994, los crímenes de políticos ese mismo año, entre otros sucesos graves.

Todo lo anterior condujo a un cambio que se expresó en el año 2000 con la llegada al poder de un presidente opositor, gracias en buena medida a que se construyó un sistema electoral confiable y eficiente.

En el 2006 se registran comicios presidenciales muy reñidos entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, el primero gana por un margen menor al uno por ciento, las protestas estallan pero el candidato perdedor no logra demostrar legalmente su presunta victoria.

Fue una prueba durísima para el Instituto Federal Electoral que consiguió fortalecerse y seguir avanzando en la demanda ciudadana de organizar comicios limpios, respetados y bajo la conducción de ciudadanos y no funcionarios públicos como ocurría en el pasado.

En el 2012 el viejo PRI regresa al poder con una votación sustancialmente superior a los partidos opositores, desgraciadamente regresan al poder infinidad de prácticas del pasado como la corrupción, influyentismo, despotismo, exceso de autoridad, etcétera, etcétera.

La sociedad mexicana vuelve a manifestar su repudio a los políticos del viejo sistema y elige en el 2018 a un presidente de izquierda, fundador de un nuevo partido y quien buscaba por tercera vez la presidencia de México.

Con una votación abrumadora, Andrés Manuel López Obrador llega al poder y es reconocido sin regateos por la autoridad electoral y por todos los órganos del poder.

El sistema electoral volvía a demostrar su eficacia y la democracia daba en México un nuevo y contundente paso adelante, cualquier partido y candidato, sin importar su ideología, podía acceder al poder. La alternancia se imponía sobre cualquier dictadura de partido y facción.

Sin embargo, ahora cuando el reto es avanzar en la vida democrática y abrir todavía más el país a todas las corrientes, es el mismo presidente López Obrador quien pretende impedir avances para regresar a sistemas arcaicos ya superados.

Lo más grave es la agresión verbal y la descalificación social del primer mandatario para todos los que no piensen como él. Andrés Manuel está neciamente convencido de que la verdad en política sólo la tiene él y nadie más que él.

Ha dejado de ser un demócrata --quizás nunca lo fue-para convertirse en un serio peligro para el futuro social, político y económico de nuestro gran México.

Por suerte no llegará muy lejos, la sociedad mexicana es sólida, sabe lo que quiere y no permitirá que de nuevo un presidente arruine al país como sucedió en los años de Luis Echeverría y José López Portillo.

Tiempo al tiempo.

NOTICIAS, NOTICIAS…

Este domingo arranca la Copa del Mundo en Qatar con la participación de 32 países. México tendrá su primer partido el próximo martes contra Polonia, no existen grandes expectativas por el seleccionado nacional porque no ha levantado vuelo, quizás sea mejor así, después las decepciones son amargas y dolorosas.

Comentarios a jhealy1957@gmail.com

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: editorial Actitudes editorial JOSÉ SANTIAGO HEALY editoriales

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2144144

elsiglo.mx