Autoritarismo es emplear la autoridad para imponer criterios con ella, buscando alterar usos y costumbres de los demás.
Aquel que pretende que su deseo sea ley y, más allá, ejerce la autoridad conferida para lograr sus propósitos, aun contra la voluntad y conveniencia de los demás, es abusador del poder.
Eso nos está sucediendo con los temas nacionales, cuando la decisión parcial, por encima de la opinión de los demás, acaba por descartar la posibilidad de razonar; rompe con el compromiso adquirido al recibir apoyo a través del voto ciudadano: traición.
Abusar de los otros, porque lo considera "bueno para mí y los demás", es una actitud dictatorial que rompe con el derecho a la libertad y, no en pocas ocasiones, va contra la integridad física y hasta la vida.
Utilizar los medios de comunicación para hacer proselitismo, repitiendo el mensaje una y otra vez, como lo hizo el nazi Goebbels, es violencia intelectual/emocional sobre los receptores.
El daño es mayor cuando se manipulan los antecedentes de abusos de los anteriores violadores de la ley -gobernantes corruptos- buscando enardecer al oyente/vidente para violar su subconsciente imponiéndole pensamientos, ideas y criterios que no comprenden a fondo y no son suyos. También es violencia intelectual.
Cuando el mensaje se pregona repetidamente para engañar y buscar la desorientación como consecuencia, confundiendo maliciosamente la verdad entre quienes lo aceptan como cierto, es imposición mental abusiva y mal intencionada.
Todo esto nos está sucediendo a los mexicanos.Insistir en cambiar la Ley Electoral para provecho partidario, utilizando el discurso de verdades que ocultan el fin último del empoderamiento: es malicia.
Recortar de 500 a 300 diputados y de 136 a 86 senadores, es propuesta que ahorra cientos de millones de pesos a México; además, sabedores de su ineficiencia para el puesto, ciertamente provoca festejo y aprobación.
Acabar con los plurinominales, personajes que representan imposición de los partidos sobre la voluntad del ciudadano, se ve como plausible.
Acortar el número de consejeros y que éstos sean electos por decisión popular, pareciera muy democrático.
Desafortunadamente, cuando descubrimos que todas esas propuestas son beneficiosas para quien ostenta el poder, deberíamos preocuparnos muy profundamente.
Al pensar en la revisión y recorte de los presupuestos federales, comprendemos que, si el presidente lo desea, con su poder ejecutorio podrá controlar al legislativo; instalar diputados y senadores a modo y consejeros en el INE, incluido el Tribunal Electoral, quedando en posiciones de conveniencia para cumplir sus deseos; aún más: mantener el poder por períodos repetidos.
México ya le respondió con la marcha, ahora veamos si diputados y senadores nos obedecen.
Por otra parte, intentar imponer cambios culturales, es pretender coaccionar al mexicano. Es grave atentado a la libertad de decisión sobre preferencias.
Eso nos está pasando.
Cuando algún intencionado quiere romper la psique de sus contrincantes, buscará destruir los pilares que los sostienen como sociedad e individualmente: agredirá su cultura, idioma, educación, ideas, tradiciones y creencias.
Atacará al idioma, con imposición de palabras y frases que provocarán sentimientos favorecedores; algunas repetidas machaconamente, imprimiéndoles sentido negativo y de rechazo -chairo/aspiracionista- No incluya los neologismos extranjeros -técnicos principalmente- que enriquecen nuestro lenguaje.
Atacará la educación, incluyendo nuevos principios de bueno y/o malo, usos, costumbres y tradiciones, buscando transformar mentalidades de las nuevas generaciones.
Destruirá la religión, otro intento con el que nos están agraviando; prohibir manifestaciones religiosas es atentar contra el más puro derecho individual: la libertad de pensar y creer.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos sentencia:
"Artículo 1º. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece".
Más adelante: "Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezcan las leyes".
La ONU, en su Declaración Universal de los Derechos Humanos, determina: "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia" -artículo 18-. México lo signó y se comprometió a cumplirlo.
¿Así o más claro?
Temo que el camino que recorremos sea con rumbo a la pérdida de la libertad individual. ¿Estarán orientándonos hacia otra dictadura?
ydarwich@ual.mx