Sentir miedo y ansiedad al momento de escuchar la expresión “tiene cáncer”, es normal puesto que el primer pensamiento que se tiene muchas veces lo relacionamos con la muerte.
Pensar en el proceso, en el sufrimiento que esta enfermedad a veces conlleva o que al paciente le queda poco tiempo de vida, detona otras preocupaciones que van más ligadas con el contexto social y familiar del individuo.
“Generalmente se detonan miedos profundos, relacionados a la muerte. Está el hecho de que dejando de existir, vinculamos ese miedo a la ansiedad que nos causa pensar en los demás”, explica Agustín Palacio Castañeda, psicólogo clínico con maestría en Psicoanálisis por la Universidad de Barcelona.
La recomendación del especialista es sentir las emociones y a partir de ellas tomar una decisión que ayude a superar tanto el sentimiento como la enfermedad en sí.
“El miedo en general hace dos cosas en nosotros: nos inmoviliza o detona que salgamos huyendo de la situación. Yo diría que es necesario sentir ese miedo para luego darle un camino mejor a eso que estás sintiendo”.
Sin embargo, aunque es normal sentir estas emociones, hay que llevar a cabo un proceso de aceptación y adaptación para que no altere la enfermedad. Según Palacio Castañeda, es necesario mentalizar la emoción y evitar así una decaída en el estado de ánimo que afecta al sujeto y su relación con el entorno.
“En estudios se dice que es en etapas muy avanzadas, principalmente de cáncer, cuando la persona logra conectar emocionalmente consigo misma, cuando logra acompañar y dejar acompañar por el amor que le pueden brindar. Algo pasa en esta etapa. No digo que mejore, pero sí comienza a estancarse ese proceso, no continúa. Autores hablan de que ese acompañamiento afectivo ayuda a pasar por un proceso muy difícil”.
Si la emoción que se está sintiendo, como el miedo o la ansiedad, no logra ser mentalizada por el paciente, se llegan a crear conflictos internos que terminan por exteriorizarse en el paciente, provocando otros sentimientos y actitudes que más que ayudar, lo perjudican.
“Muchas veces se piensa ‘porque tengo cáncer, lo quiero vivir solo, yo puedo solo’ y en este sentido pasa que se termina alejando de la familia, o rechazan su ayuda y comienza a decaer más el estado de ánimo. Pareciera que esta máscara de fortaleza es eso, una máscara más para no percatarse que realmente se está pasando por un proceso muy difícil en donde se necesita el acompañamiento”, afirma el especialista.
Cómo pasar mejor este proceso y el acompañamiento
Además del acompañamiento familiar, buscar apoyo emocional en otros contextos puede ayudar al paciente con cáncer a recibir con mejor ánimo un tratamiento médico y tener con el tiempo mejores resultados, sostiene el psicoterapeuta.
Cada persona tiene diferentes “herramientas afectivas” para afrontar sus problemas. Por eso es recomendable ubicar en el individuo que pasa por esta enfermedad, qué habilidades tiene para afrontar su realidad.
Por otro lado, hay pacientes que pueden caer en la “victimización de la enfermedad”, consiguiendo cansar la relación social que hay con sus cuidadores, frustrándolos y evitando la mejora en su salud.
“Pareciera que quieren ser rescatados a cada rato pero ellos no hacen lo posible por salir adelante de su situación o no cambian el concepto de lo que piensan que tienen. Eso de alguna manera es una forma de simbolizar que el cáncer interno en el cuerpo también se logra proyectar en el sujeto”, explica Palacio Castañeda.
Recomendaciones de Agustín Palacio Castañeda:
-Tener conciencia de la etapa del cáncer. Los niveles no son los mismos y no se vive de la misma manera.
-El acompañamiento de un especialista en salud emocional contribuye a que pueda resolver dudas o a plantear preguntas que aún no se ha hecho el paciente.
- Asistir a grupos de apoyo de personas que padecen o han padecido cáncer ayuda a que el paciente se sienta más comprendido e incrementa sus herramientas afectivas.
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(PEXELS)