La llegada de la epidemia del coronavirus al mundo, reorientó las capacidades técnico biológicas para combatirlo y es de hacerse notar la eficiencia con que los científicos han respondido.
En año y meses pudieron desarrollar múltiples vacunas que, comparado con los más de tres años para otros logros inmunológicos -sin lograr controlar microrganismos como el SIDA o ébola- hablan de la buena aplicación de nuestra ciencia.
Como mala noticia: la pobre calidad humana de quienes comercian ilícitamente, incluidos politiqueros, quienes las utilizan con fines aviesos. Usted conoce casos.
Desafortunadamente, la lucha por salvar vidas humanas y combatir la contaminación ambiental que requiere de aplicación científica, recursos y disposición de gobiernos y grandes empresarios del mundo, continúa irresponsablemente desatendida.
En el tema, Bill Gates, ha dedicado tiempo y recursos buscando concientizar a las autoridades mundiales que descuidan la grave contaminación planetaria.
En su libro "Cómo evitar un desastre climático", basado en las investigaciones de Vaclay Smil, científico líder en el estudio del problema, afirma haber aplicado durante el año 2020, 445 millones de dólares en subvenciones contra el coronavirus y cientos de millones más para llevar vacunas a países pobres.
Ahora, su esfuerzo va contra el cambio climático; viajado, consultando expertos y líderes, promoviendo la atención al problema.
La ONU ha reaccionado, aunque débilmente y Gates ha promovido y logrado la creación de "Mission Innovatión", con influyentes comprometidos en lograr "emisiones netas negativas": propone no contaminar más y disminuir la existente en la atmósfera.
Como solución, propone encontrar alternativas más baratas que los combustibles fósiles y denuncia el retiro de inversionistas -por considerarlas poco productivas- de la investigación y creación de tecnología para energía limpia. ¡Egoísmo irracional que el mundo no modifica!
Según los expertos son tres las acciones fundamentales: 1.- alcanzar las cero emisiones; 2.- aplicar las herramientas que ya disponemos, - energías solar, eólica e hidrógeno verde- de manera rápida e inteligente; 3.- crear y comercializar tecnología de vanguardia para lograr el objetivo.
Comparándonos, podemos concluir que nuestro gobierno va exactamente en sentido contrario al resto del mundo sensibilizado: construyendo refinerías, consumiendo combustóleo, pretendiendo bloquear la producción de energías alternativas y destruyendo la selva del sureste. ¿Usted entiende?
Vencer intereses mezquinos es difícil; piense que el sistema mundial funciona con la energía producida con materiales fósiles -petróleo y gas- valorado en cerca de 5,000 billones al año, base de la economía moderna y, al parecer, los grandes empresarios y politiqueros con poder de decisión prefieren "matar a la gallina de los huevos de oro" contaminándonos.
Los círculos viciosos incluyen destrucción del ciclo natural de los gases, incrementándolos y creando inversiones térmicas; generando más zonas áridas en el mundo al destruir vegetación; extrayéndolos y sabiendo que no desaparecerán en miles de años, alterando el ciclo de las temperaturas. Así gira el nefasto ciclo.
En el plano de productividad mundial, también dañan la producción de cereales y otros vegetales comestibles, generando más altas temperaturas -unos 33 días superaban los 32ºC; hoy llegan hasta a 65 y 70 en un año-.
Favoreciendo tornados, huracanes y maremotos que son más frecuentes e intensos, perdiéndose cosechas y alterando la economía al tener que aplicar recursos en la reconstrucción de vías de comunicación y apoyar a agricultores con recursos extraordinarios para que recuperen sus capacidades productivas.
En los países pobres estas malas situaciones son desesperantemente extremas. Incluya como consecuencias la inseguridad y hasta amotinamientos en distintas regiones del mundo.
La hambruna que puede generarse, hará que muchos habitantes del mundo pobre intenten emigrar a países ricos; de hecho, ya es problema en Europa y América, hasta amenazando con desaparecer algunas etnias aborígenes.
Considere la necesidad de dar atenciones de salud, educación, vestido, vivienda y alimentación para los inmigrados, gastos a incluirse en partidas presupuestarias no consideradas.
Calculan que para el 2080, entre el 2 y 10% de adultos mexicanos, intentarán emigrar para residir en EUA.
Los mares no están excluidos del problema: el deshielo -del permafrost- genera cambios de temperatura, altera niveles en costas -algunas ciudades podrían quedar bajo agua- y generan zonas marítimas con efectos de mayor y/o menor oxigenación, dejando como resultado la muerte y/o emigración de especies marinas, pobreza extrema entre los más desafortunados y encareciendo alimentos.
Sume la explosión demográfica: los humanos vivimos más años con calidad de vida mejorada, generando mayor consumo de energía y consecuentemente más emisión de gases contaminantes.
La población mundial aumentará a 10,000 millones hacia finales de siglo. Los costos de salud se dispararán.
El plástico, también obtenido a partir del petróleo, es otro tema grave.
El serio problema requiere atención efectiva e inmediata y nosotros, desde nuestro ámbito, debemos exigir respuestas, porque cada vez más humanos están sufriendo las consecuencias y, como en todo, son ´primero los pobres´ quienes más resienten la irracionalidad de algunos líderes. ¿Cambiamos?
ydarwich@ual.mx