De estar en el tercer lugar de las preferencias electorales de los ciudadanos de Coahuila, perder todos los municipios que gobernaba, dejar de ser mayoría en el Congreso del Estado y en las últimas elecciones casi, casi... orar como quien corre el riesgo de perder hasta el registro, el Partido Acción Nacional ahora es quien no contesta las llamadas al PRI, deja plantados a los funcionarios estatales y hace enojar a la alta jerarquía del tricolor que suspira ante las dobles palomitas azules de los WhastApp que no contestan los panistas.
¿Y todo por qué?.. Ahora saben que, si el PRI quiere ser competitivo en las elecciones del próximo año para renovar la gubernatura de Coahuila, los necesitan, ya que, sin la alianza, prácticamente están fuera de la jugada, según las encuestas que los mismos priistas han contratado y pagado. Razón por la que los líderes estatales del blanquiazul negocian con paciencia y desde la comodidad de quien no tiene nada que perder y todo que ganar.
Los panistas no quieren una alianza individual para el 2023. De entrada, el requisito es negociar la alianza para el 2023 y para el 2024 en paquete. En ella incluyen candidatos panistas en las elecciones de 2024 cuando se renovarán las presidencias municipales en al menos cuatro ciudades, por supuesto Torreón y Monclova, lo cual dejaría a dos alcaldes del tricolor sin posibilidad de reelección. También piden candidatos panistas en al menos cuatro distritos federales para el Congreso de la Unión y no podía faltar, candidatos suyos al senado.
El costo de la alianza, que incluye diputados locales el próximo año y al menos tres secretarias del estado (y no cultura, deporte y medio ambiente, que no le interesan ni a quien gobierna), está legitimado. Deducen que si el PRI va solo a las elecciones del próximo año será puro trámite para Morena, y en el 2024, del tercer lugar el PAN pasaría al segundo, lo que lo lleva a competir de frente como oposición a lo que ellos llaman el nuevo PRI, es decir Morena.
Por eso la mayoría de ese partido en Coahuila, ve con malos ojos al líder nacional Marko Cortes, por intentar negociar una alianza sin tomarlos en cuenta, pero también por desconocer que el PAN guste o no, nació, creció y ha agonizado como oposición, a diferencia de los demás partidos, que han surgido de rupturas y conflictos del propio PRI. La derecha tiene un ADN que no es el mismo. Y piensan defenderlo en las urnas locales.
Luego de la ruptura nacional de los partidos por la traición del Líder del CEN del PRI Alejandro "Alito" Moreno, en el tema de la reforma constitucional para ampliar el plazo de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad; los coahuilenses descansaron y empezaron a negociar con quien reconocen como el primer líder del tricolor en Coahuila, el diputado federal Rubén Moreira, así me lo explican.
Este fin de semana, sábado y domingo, los panistas coahuilenses se reunirán bajo la cobija de su asamblea estatal y consejo, según dicen, en la agenda se cuentan una extensa lista de temas a tratar, pero por ninguna parte se ve el asunto de la alianza electoral para el 2023, ya que para la mayoría de los miembros y militantes de ese partido su mejor opción, después de la crisis generada por Alito, es ir a las urnas solos y si aceptan la coalición, será porque el tricolor aceptó el precio que exigen.
¿Cuánto le cuesta al PRI una alianza con el PAN? Lo suficiente para que ese partido se reconstruya y regrese a las posiciones de poder que antes lo llevaron a contar con una presencia tan grande en la entidad, que se quedaron a escasos dos puntos de conseguir la alternancia en 2017, y donde aprendieron además que tan confiables eran las promesas de alianza, luego de sufrir la traición de los también candidatos de ese entonces Armando Guadiana y Javier Guerrero.
Todas las elecciones son diferentes, como también los contextos históricos en los que se suscitan, el declive del PRI, no es un tema de Coahuila, sino un fenómeno nacional, tan así lo entienden muchos militantes priístas que ya son varios los alcaldes del tricolor en la entidad que han pedido audiencia con la dirigencia de Morena, buscando una sombra que les garantice su supervivencia en el panorama de la administración pública.
Si el PRI tuviera asegurada, como pregonan muchos de sus miembros, una alianza con el PAN para las próximas elecciones donde se renovará la gubernatura, ya lo hubieran publicado. Y mientras son peras o son manzanas, los días avanzan y la reflexión es si la culpa del avance de Morena no la tiene la propia oposición que sigue empeñada en defender unas dirigencias nacionales que brillan más por sus desaciertos que por estrategias ideológicas.
@uyohan
