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Dejar el PRI es traición, cambiase a él táctica

YOHAN URIBE

Como en el futbol, los partidos políticos siempre han sufrido cambios en sus filas que les guste o no terminan afectando el rendimiento del equipo. Cuando logran traer a sus filas un miembro de otro color político lo llaman táctica, pero cuando alguien se les va le dicen traición. Si algún partido históricamente ha sido el receptor de miembros que optaron por cambiar sus ideales cuando el panorama en su instituto partidista se oscureció, es precisamente el Partido Revolucionario Institucional.

Muchos de los que criticaron la semana pasada la renuncia del Diputado Federal Shamir Fernández al PRI, se les olvidó que llegaron al tricolor provenientes del Partido Acción Nacional, otros del PRD, pero con un común denominador, abandonaron su partido cuando este se vino abajo y se subieron al carro ganador, lo cuál puede ser cuestionable, pero a fin de cuentas es legal y hasta cierto punto un proceso natural en todas las democracias, no solo la mexicana.

Seguramente el diputado Fernández llegará a Morena cobijado por una serie de estímulos que lo pondrán en una posición privilegiada. Algo que le enojará a algunos militantes de ese partido, como le enojó en su momento a muchos priístas que una larga lista de panistas que se cambiaron al tricolor en Coahuila fueron premiados con diputaciones, direcciones en el municipio, secretarias estatales y hasta magistraturas, sino no tendría chiste cambiarse.

Más que enojo, aseguran algunos priístas, el sentimiento en ese partido es de preocupación, porque esperan al menos tres renuncias de miembros de es partido antes de que termine octubre. Lo cuál los debilita frente al proceso electoral que se vendrá el próximo año. En el caso de Fernández, porque no era el funcionario público más de una larga lista, sino un operador de territorio, que sabe ganar elecciones y cuenta con un capital político propio, que evidentemente desde la camiseta de Morena, ahora con más recursos, buscará crecer.

Tampoco es un cambio drástico de ideología, si algo se parece al PRI es precisamente Morena, de hecho creo que no están equivocados quienes dicen que es el nuevo tricolor. Creo que es más aberrante que un panista se cambie al PRI, PRD o Morena, porque la derecha es una especie de "pensamiento" que no cabe en ningún otro espacio que el suyo. Mientras que los demás partidos se dan el lujo de tener corrientes de centro, centro - izquierda, pero jamás de una derecha terca que le apuesta solo a unos pocos privilegiados de la sociedad.

Seguramente la Cuarta Transformación tendrá un legislador vocero en La Laguna, con voto en el Congreso de la Unión, reelección plurinominal asegurada y una posible candidatura a la alcaldía en las manos. Sino, no pondrían el ejemplo para que muchos otros dudosos se atrevan a dar el paso que ya cocinan en lo oscurito desde las presidencias municipales, las oficinas burocráticas y hasta el congreso local de Coahuila.

Si viéramos lo que ha pasado en otras democracias, seguramente entenderíamos que el sistema de partidos está en agonía, algunos políticos empezarán a crear partidos disfrazados de otro tipo de iniciativas, pero los veremos competir en las boletas electorales de los próximos años.

Quienes dudamos de las coincidencias, consideramos una jugada de ajedrecista el hecho de que un priísta de alto nivel renuncie al partido justo cuando la plana mayor de la dirigencia nacional del tricolor y sus legisladores se reunían en Saltillo. Renunciando con una excusa que ni siquiera los más priístas entre los priístas podían increpar, el desprestigio de una dirigencia nacional encabezada por Alejandro Moreno que parece más empeñada con acabar con lo que queda del partido que en reconstruirse.

En el equipo de esa dirigencia nacional se encuentra el líder de los diputados del PRI en San Lázaro, el ex gobernador Rubén Moreira. Recordaría Moreira aquella escena de hace unos pocos años cuando algunos reporteros vimos una rueda de prensa donde anunciaba entre sonrisas sarcásticas, bombos y platillos que cuatro dirigentes municipales del PAN en Coahuila se unían a las filas del tricolor. Valdría la pena preguntarle que se siente estar ahora del otro lado.

Queda claro que las elecciones cada vez dependen más del perfil del candidato que del partido que representen, eso según palabras de los propios políticos de todos los partidos, porque además de dinero, cuando la población sale a votar, se necesita discurso, proyecto, visión, algo que se ha venido cambiando por las descalificaciones simples y la guerra sucia. Si a un partido le queda prohibido renegar por la migración de uno de sus miembros, es precisamente al PRI, que a lo lago de la historia lo hizo, mientras reinó.

Tal vez como decía el sabio Saramago "Ser comunista, socialista, o tener cualquier otra ideología es una cuestión hormonal". Así que veremos los que siguen en la lista de deserción.

@uyohan

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Escrito en: editorial Yohan Uribe editoriales

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