La única certeza de la humanidad es que nuestro futuro es incierto. Para prosperar, debemos reconocer que el mundo ha cambiado. Durante la pandemia se probaron diferentes estrategias, desde transferencias de efectivo que llegaron a más de mil millones de personas en el mundo, hasta salvar 20 millones de vidas, sólo en 2021, a través de la vacunación. Esto muestra que los cambios son posibles cuando nos lo proponemos.
Sin embargo, el desarrollo se ha estancado. Hasta 2020, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), una medida global del desempeño de los países en salud, educación e ingreso, había aumentado cada año desde 1991, cuando el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) comenzó a calcularlo. En 2020, el IDH cayó sustantivamente y volvió a pasar en 2021: 90% de los países, incluido México, experimentaron alguna disminución en uno u otro año, acabando con al menos cinco años de progreso global. En México, el IDH se redujo de 0.779 antes de la pandemia a 0.758 en 2021 (reducción de 2.7%), lo que implica un retroceso de nueve años, ya que este era el IDH en 2012.
El desarrollo y sus nuevas dimensiones de incertidumbre es el tema del nuevo Informe sobre Desarrollo Humano 2022 del PNUD, Tiempos inciertos, vidas inestables: configurar nuestro futuro en un mundo en transformación, el cual examina cómo las crisis se acumulan e interactúan a una velocidad y escala sin precedentes en un planeta cambiante, lo que aumenta la desigualdad y transforma a las sociedades.
La inseguridad, la desconfianza y la polarización se interponen en el camino para enfrentar estos desafíos e impulsar acciones que reviertan el hecho de que, por primera vez, podemos ver un futuro en el que nuevas generaciones puedan estar peor que las anteriores. Dentro de todo, se ha demostrado que existen soluciones cuyo éxito depende de la capacidad de la humanidad para tomar medidas decisivas. Para ello, el informe brinda tres recomendaciones: innovar, invertir y asegurar.
No partimos de cero. Justamente la innovación será central para solventar los desafíos futuros. Ya hay avances prometedores como el aumento de la energía eólica y solar, que con inversiones serias podrían garantizar el acceso global en un futuro no tan lejano. La inteligencia artificial ya ayuda a modelar los impactos del cambio climático y a predecir desastres. Y apenas vamos empezando.
En México, aunque se mantiene con un IDH alto, el retroceso más importante fue en la dimensión de salud, en la que regresó a valores de 1990 en la esperanza de vida al nacer. Por ello, las políticas públicas enfocadas en las personas deberán reforzarse, por lo que la protección social debe ser la base de nuestras sociedades, con una renta básica universal y transferencias de efectivo que ayuden a proteger a las personas de crisis cada vez más recurrentes.
Al final del año, el PNUD en México publicará el Informe de Desarrollo Humano Municipal, el cual describirá las principales brechas y analizará los avances en las capacidades de los municipios del país para proteger a sus habitantes y ser los agentes de cambio que el desarrollo sostenible requiere. Confiamos que sólo con capacidades fortalecidas y medidas para la protección social es que podremos lograr un federalismo mexicano sólido para un desarrollo integral e inclusivo.
Finalmente, el informe global plantea la necesidad de navegar esta incertidumbre y redoblar nuestra apuesta por el desarrollo humano. Invita a mirar más allá de mejorar la riqueza o salud de las personas y proporcionarles las herramientas para que se sientan más seguras y en control; así como de promover el entendimiento de que sólo lo lograremos si, en el camino, protegemos el planeta y trabajamos en conjunto, con el objetivo común de un futuro esperanzador.
@LorenzoJdeL