Arturo Gilio enfrentó a dos enemigos y no tuvo faenas suficientemente buenas para cortar orejas.
La expectativa era grande tras su vuelta a los ruedos luego de la grave cornada del mes pasado. Pero el lagunero Arturo Gilio Quintero no corrió con suerte en la segunda novillada de triunfadores en Las Ventas de Madrid, España, en la que el albaceteño José Fernando Molina abrió la Puerta Grande cortando un par de orejas.
Y es que en el mismo coso donde fue cornado de su pantorrilla izquierda, con una herida de una trayectoria 25 centímetros, el aspirante a matador de toros oriundo de Torreón no pudo repetir sus faenas frente a ejemplares que prometían, pero simplemente no terminaron de convencer.
Fueron cuatro novillos de Los Chospes y dos más de Torrealba, desiguales de presentación, muy justos de trapío los tres primeros y más aparentes los otros, y de juego variado. Destacó la calidad del segundo especialmente por el derecho, blando y a la defensiva el primero, sin clase el tercero que le tocó al mexicano, sin raza y venido a menos el cuarto; de bruta movilidad el quinto; y deslucido el sexto, que también fue para Gilio Quintero (verde botella y oro).
Con "Entretenido" de 478 kilogramos de peso de Los Chospes, muy temeroso de salida, por lo que fue complicado sujetarlo en los primeros compases de la lidia.
Se las vio con un novillo tan escurrido como falto de clase, un animal muy desabrido, contrastando su actuación de mayo pasado en la Feria de San Isidro. Anduvo con ganas, pero sin poder resolver en lo artístico.
Arturo estuvo decidido ante un animal deslucido que se venía andando de forma molesta, pero se mostró voluntarioso en una labor que no pudo ser brillante ante la condición de su enemigo. Lo mató de una estocada efectiva, pero hubo silencio, al igual que en el arrastre del ejemplar.
Con el último, "Willy" de 485 kilos de Torrealba, un colorado chorreado salpicado que tuvo nobleza, pero tenía la fortaleza contada. El de la Comarca se mostró voluntarioso, quiso acoplarse sobre la mano derecha, logrando algunos muletazos de fino trazo, ante un animal que le faltaba transmisión.
Aunque anduvo aseado, fue una faena pulcra y de poco eco en los tendidos. Volvió a manejar bien el acero, dejando una estocada de efecto fulminante. En silencio quedó el inmueble que registró un aforo superior apenas a los 5 mil espectadores.
ALTERNANTES
Antonio Grande (blanco y oro) con su primero, tuvo una estocada desprendida, por lo que hubo división al saludar, en tanto que con su segundo, dejó una estocada tendida y caída (silencio).
El triunfador, José Fernando Molina (azul eléctrico y oro), se ganó a ley los apéndices, por el par de faenas en las que demostró que tiene madera como matador de toros.
El albaceteño anduvo muy animoso frente a "Hurtador" de 454 kilos de Los Chospes, vareado de carnes y justito de fuerzas, pero con una clase extraordinaria en el último tercio, lo que aprovechó el joven espada para llevar a cabo una labor más entonada por el derecho, que era el pitón del de Los Chospes, y por donde dibujó series mejor compactadas.
Las ganas y la entrega de Molina fueron evidentes con un final por ceñidas manoletinas y una estocada arriba de la que salió trompicado, pero suficiente, para obtener su primera oreja.
Con el quinto, "Chufa" de Torrealba, un colorado, se movió pero pegando un verdadero hachazo al final de los muletazos. El mérito de Molina fue no arrugarse y eso que se llevó más de un susto cuando el animal le puso el pitón en la misma cara, aunque lo mató con estocada fulminante.
NOVILLOS
toreó ayer Arturo Gilio en su regreso a la Plaza de Toros de Las Ventas.
