(SAÚL RODRÍGUEZ)
Su encuentro con la poesía fue una epifanía. A Eder E. Rangel (Torreón, 1982) le llegó la inspiración de escribir cuando tenía alrededor de 19 años de edad. Ese camino se abrió gracias a la música, más que por la literatura misma. “Las primeras cosas que hice escribiendo yo sentía que eran más letras de una canción, que alguien le podía poner música”.
Con la influencia de su hermano mayor, escuchaba bandas de rock cuyas letras mostraban un evidente músculo poético: Nirvana, The Cranberries, Caifanes. Desde entonces no ha dejado de escribir, aunque su percepción sobre la poesía sí cambió. Encontró nuevos refugios en el verso libre y se concientizó sobre la confección de su propia obra. Indemorfable (2022), es su primer libro, mismo que trabajó con ahínco durante casi una década.
Proceso
Era el año 2010, Eder E. Rangel se mudó a Guadalajara durante seis meses. Asistía a un café donde se leía poesía y allí compartió sus textos. Pudo encontrarse con personas afines, mentes con algo en común. Regresó a Torreón y vivió un proceso similar al rodearse de personas que escribían. Se alistó en los círculos de lectura de la librería El Astillero y se inscribió al taller del poeta Julio César Félix.
“En 2014 empecé a tallerear, a tallerear y sí, los poemas de este libro son de unos ocho años para acá. Son los más fuertes, todos están tallereados. Son 51 poemas y fue un proceso largo”.
Rangel percibe a Indemorfable como una recopilación de poemas, pero también como una obra que ostenta un eje rector. Se trata de un libro de amor, pero no estrictamente en el sentido romántico, sino visto desde otras latitudes. El poemario divide en tres secciones: Gravito hacia la muerte como un gato (que contiene poemas de amor y desamor), Referencias fortuitas (donde hace referencia a artistas de su gusto como Patti Smith) y Peyote para las dolencias (un ungüento en verso para curar al lector).
“Fue cambiando. En algún momento, la primera vez que le entré a una convocatoria fue en 2014. Desde que lo recopilé era ya tener un libro en Word. El título ya llega después. El título que me gustaba mucho era ‘Flores para los muertos’. Y después de ahí creo que sólo hay un poema de los que originalmente hice”.
Escribir, quitar versos, acomodar otros más, leer los poemas, repensar su forma y lugar en el espacio, retirar los viejos textos sin alma por otros nuevos, son algunos de los procesos que Eder E. Rangel vivió en estos extensos meses de escritura.
“Es el juego de jugar con la palabra ‘Indeformable’, con la ironía de deformar esa palabra. Casi todo se puede deformar, ¿no? Lo que está dentro del texto es eso, como un juego, algunas cosas que pueden cambiar y otras que no”.
El poeta relaciona la palabra ‘indemorfable’ con la mutación, con el cambio, con lo que va deformándose en los tres tiempos de pasado, presente y futuro. En autor todavía tiene ejemplares de su obra y es posible contactarlo a través de su Instagram: @eateremm.