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El Expreso del Beisbol

JUAN GARCÍA

El licenciado Javier Cavazos Gómez, amigo muy estimado, fue presidente del club de beisbol Algodoneros de Unión Laguna durante el periodo 1998 a 2002. Comentaba entonces el licenciado Cavazos que aficionados de las diversas colonias populares de la ciudad, así como de Gómez Palacio y Lerdo, le expresaban el serio problema que enfrentaban para regresar en la noche del estadio de la Revolución a sus domicilios por falta de transporte, toda vez que las líneas de autobuses dejaban de prestar servicio por lo general mucho antes de la terminación de los juegos.

Para tratar de resolver este problema, el licenciado Cavazos se dio a la tarea de convencer a los concesionarios del transporte de que extendieran su horario de servicio los días de juego. Así lo hicieron algunos transportistas, pero al poco tiempo se olvidaron y el problema continuó.

Bueno, pues por increíble que parezca, este problema no lo tenían hace ochenta años, a principios de la década de los 40 del siglo pasado, los aficionados a la pelota que asistían a los juegos nocturnos al estadio de la Revolución, porque operaba una corrida especial de tren con vagones de primera y de segunda clase, que salían de la Estación Gómez Palacio. Corrida que era conocida como "El Expreso del Beisbol".

Antes de continuar, procede explicar al lector que en aquella época la mayor parte de la población de Torreón, por no decir que toda, residía al poniente del estadio de la Revolución. Y que los juegos iniciaban en punto de las 9 de la noche y era muy raro que duraran más de 2 horas 15 minutos. Así es que a más tardar ya para las 11:15 pm los aficionados estaban fuera del estadio.

El Expreso del Beisbol operaba así: Las noches de juego el tren salía de la Estación Gómez Palacio rumbo a Torreón a las 8:00 pm. Esta estación se ubicaba a espaldas, muy cerca, de donde hoy se encuentra la presidencia municipal de esa ciudad, prácticamente frente a lo que era la entrada a la Jabonera La Esperanza.

A las 8:20 pm el tren hacia parada para recoger pasaje en la Estación Torreón, localizada entonces por la avenida Presidente Carranza (conocida en aquella época como Iturbide), entre las calles Valdés Carrillo y Cepeda. Continuaba el expreso su ruta hasta llegar a la altura de lo que hoy es el Bulevar Revolución y la Av. Estadio, donde descendían los aficionados para irse caminando al parque. Muy a tiempo para adquirir su boleto y presenciar el espectáculo beisbolístico desde el inicio.

De regreso, después del juego, obviamente en sentido inverso, el Expreso del Beisbol hacía una parada en la Calzada Colón (y lo que hoy es el Bulevar Revolución), otra en la Estación Torreón y la siguiente y última en la Estación Gómez Palacio.

La tarifa de ida y vuelta que se cobraba era de 60 centavos en primera clase y de 40 en segunda. Los boletos se podían adquirir a bordo del tren "sin recargo alguno". Además, por el mismo boleto, el tranvía "rápido de la medianoche" trasladaba "gratuitamente a los aficionados de Gómez Palacio a Lerdo". ¡Qué tiempos aquellos!

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