En marzo y abril de 2021, Putin llevó 100 mil soldados en la frontera oriental de Ucrania y denunció "la guerra civil llevada contra los ruso-hablantes por el régimen fascista de Kiev sostenido por la CIA y la OTAN": primera llamada. El 30 de junio, acusó al presidente ucraniano Volodimir Zelensky de haber "abandonado su país a un control total desde el extranjero. Las cuestiones vitales para Ucrania no se resuelven en Kiev sino en Washington y, en cierta medida, en París y Berlín". Segunda llamada. En julio, pronunció un importante discurso "Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos" que forman "un solo pueblo, una sola nación": tercera llamada.
En abril, cuando 100 mil soldados rusos habían tomado posición, EU y la UE habían prometido su apoyo a Ucrania. En julio, los ucranianos se sentían abandonados. Un símbolo muy fuerte fue la ausencia de todos los dirigentes europeos (menos el presidente polaco) a las ceremonias del aniversario XXX de la independencia. La propuesta franco-alemana de organizar un encuentro con Putin y la renuncia de Washington a sancionar los principales actores de Nord Stream 2, el gasoducto del mar Báltico que dejaría a Ucrania fuera del mercado, demostraron a Kiev que estaban solos en la loma: "Tenemos una gran experiencia de las relaciones con los rusos. No consideran las invitaciones a dialogar como señal de buena voluntad sino de debilidad, lo que los invita a perseguir sus objetivos, incluso una nueva agresión contra Ucrania", comentó el 2 de julio la SRE de Ucrania. ¿Hipocresía o cobardía de los "occidentales"? A la hora del abandono de Afganistán por EU los ucranianos se preguntan si no les pasará lo mismo. En Moscú, Putin no se pregunta porque no tiene duda: abandonarán a los ucranianos. En agosto de 1939, Hitler no tenía la menor duda: franceses e ingleses dejarán solos a los polacos, como dejaron solos a los checos en 1938. Hitler se equivocó en 1939, pero no en 1938. 2022 parece repetición de 1938.
El 19 de octubre de 2021, Moscú rompió las relaciones con la OTAN, relaciones que eran una ficción, ciertamente, pero el gesto era significativo, si bien pasó desapercibido. Empezaba la concentración de tropas rusas que muchos tomaron a la ligera: lo hizo Putin en la primavera y no pasó nada, puro bluff. Pues no, la cosa iba en serio y el dueño del Kremlin precisó que ninguna sanción económica podría dañar a una Rusia preparada para tal eventualidad. Durante cuatro meses, los técnicos estadounidenses siguieron, sin equivocarse, la escalada militar rusa y el presidente Biden anunció varias veces que la invasión tendría lugar. Tuvo lugar. Es el regalo de Putin al mundo.
En su discurso a la nación rusa, el 21 de febrero, dijo: "Lo voy a subrayar una vez más: Ucrania, para nosotros, es mucho más que un vecino, es una parte inalienable de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestro espacio espiritual… Durante siglos los habitantes de las tierras históricas de la antigua Rusia, en el suroeste, se designaban como 'rusos' y 'ortodoxos'. Lo hacían antes del siglo XVII cuando parte de esos territorios se unieron al Estado ruso, y siguieron haciéndolo". Discurso imperial que ha enunciado muchas veces, discurso imperial que repite también el Patriarcado de Moscú: "La Rusia actual es la prolongación de la Rusia histórica, no hay ruptura, ni política, ni jurídica, ni con el Estado moscovita, ni con el Imperio ruso, ni con la Unión Soviética". (Patriarca Kirill, a la hora de elaborar, con el Estado, una "Doctrina nacional rusa"). La Iglesia Ortodoxa de Rusia proclamó San Serafim de Sarov, uno de los más populares entre los santos rusos, "protector de la fuerza nuclear rusa" y celebró un Te Deum con motivo del 60 aniversario del programa nuclear militar: "Rendimos gracia a Dios por su ayuda a lo largo de la historia del escudo nuclear ruso".
¿Predicciones? Putin gana esta batalla y perderá la guerra en cuanto a Ucrania. Desde 2014, las protestas primero, la guerra luego, que no cesó nunca, consolidaron a la sociedad en general y borraron las diferencias entre ucranio-hablantes y ruso-hablantes, entre ortodoxos y greco-católicos. Putin ha logrado lo que parecía inalcanzable, la forja de una Ucrania unida orientada hacia una Europa democrática.
¿Y el mundo? Entramos en una nueva fase histórica; no ha iniciado la Tercera Guerra Mundial -todavía no-, pero sí, la segunda Guerra Fría, en un mundo bipolar que opone el tándem Rusia-China a los "occidentales" y sus compañeros. De seguir China el ejemplo de Putin, haciendo de Taiwán otra Ucrania, la Tercera G.M. estaría muy cerca. ¿Qué harían los Estados Unidos?