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No hagas cosas buenas

El odio al pasado

ENRIQUE IRAZOQUI

El martes pasado durante la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador la titular de la Secretaría de Educación Pública, la maestra Delfina Gómez Álvarez, anunció la desaparición del Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC), el cual aplicaba ya para un universo de 3.6 millones de niños a lo largo y ancho del país.

Las escuelas de tiempo completo fueron un proyecto estrenado en el 2008 durante el sexenio de Felipe Calderón, el cual consistía esencialmente en ampliar la jornada escolar diaria de 6 y 6 y media horas a una de 8 horas, incluida una comida servida a los estudiantes con cargo al erario.

El programa fue lanzado para ser aplicado inicialmente en 6 mil 708 planteles, el cual fue extendido en el gobierno de Enrique Peña Nieto a más de 25 mil escuelas, con lo que se dio cobertura a millones de estudiantes mexicanos.

Las razones esgrimidas por la secretaria Gómez son que existen en el país miles de instalaciones educativas donde se imparte cátedra en condiciones más que deplorables, con lo cual el ahorro que habrá de obtenerse de la cancelación de Escuelas de Tiempo Completo se podrán obtener los recursos para poder rehabilitar esos millares de centros educativos que suelen carecer de las más elementales condiciones para la instrucción, comenzando por la ausencia de servicio de agua potable, baños, pupitres y pizarrones.

Ante el anuncio de la cancelación, Valeria Moy, directora general del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), calificó el hecho como una medida regresiva que afecta a las áreas más marginadas. A través de la publicación de su autoría, Moy señaló que: "Destruir el programa de Escuelas de Tiempo Completo es una medida regresiva con un fuerte impacto negativo en las áreas más marginadas del país. Sí, mejorarlo y corregirlo era posible, sin duda. Destruirlo no mejora las cosas y es contrario a construir un mejor México".

Para sustentar su aserto, la directora señaló que el programa elevaba la participación laboral de las madres de familia en 5 puntos porcentuales, las horas que trabajan en 1.8 por semana y sus ingresos promedio en 36 %. Además las madres de familia con hijos inscritos en Escuelas de Tiempo Completo tenían la posibilidad de elevar sus ingresos promedio en 36 %, gracias al tiempo extendido de entre 1.5 y 3.5 horas adicionales al horario escolar de sus hijos, según un estudio de ideas.repec.org. Y agrega: "La importancia de la calidad educativa de los alumnos en escuelas de alta marginación es 30 % mayor al efecto en otras escuelas", por lo que en esos planteles se redujo la proporción de alumnos que no logran aprendizajes básicos, aumentando, según escribió la columnista, a los niveles más altos".

Con estos elementos parecería entonces que se está escogiendo en el actual gobierno dónde son más necesarios los recursos que actualmente se canalizan en la escuela pública mexicana, si en el actual PETC o en la recuperación y dotación de miles de planteles con precarias y a veces miserables condiciones.

Mi opinión es que realmente es vergonzosa la decisión que se ha tomado. Si bien es verdad que es urgente atender a todos aquellos planteles que presentan condiciones indignas para impartir educación, también es verdad que el Gobierno federal tiene todo el margen de maniobra para conseguir recursos extraordinarios para reparar y, en su caso, equipar las escuelas que lo necesiten sin arrancarles el alimento a 3 millones 600 mil niños y adolescentes que solían consumir en las escuelas de tiempo completo.

Por ejemplo, Sergio Sarmiento daba cuenta en su columna el martes pasado de que la Comisión Federal de Electricidad había tenido una pérdida operativa de 95,371 millones de pesos, no obstante una transferencia que le había hecho la Secretaría de Hacienda por 70,279 millones, lo que suma un costo para los mexicanos de 165,650 millones de pesos. A eso hay que sumarle la pérdida de Pemex, que en 2021 reportó una pérdida de 224,363 millones de pesos.

Quizá si se administrara con más capacidad estas dos "Empresas Productivas del Estado", podría alcanzar para reparar miles de escuelas sin tener que cancelar el Programa de Escuelas de Tiempo Completo, en detrimento de 3.6 millones de familias pobres mexicanas.

Algo tendrá el Gobierno de López Obrador que en su odio con el pasado no le ha temblado la mano para dañar a la niñez mexicana: primero canceló el programa de guarderías, luego la escasez en las medicinas para niños con cáncer y ahora quita la escuela con 8 horas y un alimento a tres millones seiscientos mil menores.

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Escrito en: editorial Enrique Irazoqui editoriales

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