Entonces, ¿de dónde venimos?
De dos imperios; la época colonial, de la que muy pocas personas hablan, fue la época de gestación que dieron como resultado el país que hoy llamamos México. Según López Obrador, (¿de dónde viene el Obrador y el López?) la primera transformación fue la independencia; como siempre, se quiere borrar la conquista que dio como resultado la colonia que fue una transformación muy importante entre una manera de ser, la indígena, y otra, la española.
En nuestro caso, no sucedió lo que en Estados Unidos donde los indígenas o fueron masacrados o fueron metidos en una reservación. Se mezclaron las razas y las tradiciones culturales. Al mismo tiempo hubo un sincretismo de ideologías que se puede ver reflejado en muchas de las fiestas de los pueblos.
Vámonos con calma. Las riquezas americanas, a España, le sirvieron para pagar sus guerras que, como el imperio más grande de aquella época, la de Carlos V, las tuvo en todas partes y contra todo el mundo. Se agravó con la reforma; como emperador, Carlos tuvo que lidiar con los protestantes y calvinistas que eran sus súbditos.
Combatió a los musulmanes que invadieron Europa, su peor enemigo fue Francisco I, Francés. Le quedó grande el saco. Renunció dividiendo el imperio en su hermano y en su hijo, Felipe II; quien a partir de ahí, gobernó en forma unipersonal. Carlos se fue a refugiar a un convento.
Lo peor de todo fue que tanta riqueza no le sirvió a España para nada. Quedaba endeudado y no fundó ninguna industria. En la plebe quedó la idea de hacer la América, o sea, en viajar al nuevo continente para hacerse rico en poco tiempo y con mucha facilidad, explotando el trabajo de los indígenas, dedicándose a la extracción de los metales, o en una encomienda.
La Santa Inquisición servía también para evitar los individualismos ideológicos; una especie de prohibición para no pensar. Gran diferencia con nuestros vecinos que se llenaron de inmigrantes que venían de Europa buscando la libertad para pensar y defender sus propias religiones sin tener que pedir permiso a nadie.
Otro de los rasgos de la colonia es que los altos puestos gubernamentales sólo eran para los peninsulares. Las segundas y terceras generaciones ya perdían su estatus y se convertían en criollos, considerándose como ciudadanos de segunda.
La colonia fue el útero donde se forjó el mexicano y existe poca información sobre estos trescientos años que son mucho más años que los que llevamos como independientes. Es también en ella donde se intentó desarrollar la utopía de Tomás Moro por medio de Vasco de Quiroga. También podrían considerarse utópicas las misiones de Kino o de Junípero Serra y otras más de Franciscanos y Jesuitas.
La principal preocupación era el establecimiento y defensa de la fe. Las órdenes regulares multiplicaron sus conventos y se hicieron de capitales para sobrevivir.
En la colonia tampoco hubo preocupación por desarrollar una industria. El comercio mismo fue controlado. Las iniciativas privadas no tenían mucho futuro; como tampoco el trabajo tuvo el sentido que le daban los protestantes; por el contrario, se convirtió en un castigo divino.
Todos estos datos me sirven para establecer un marco teórico por medio del cual me pueda responder: ¿Por qué los países latinoamericanos no prosperaron como los Estados Unidos? Principalmente fue porque su actitud ante la vida era diametralmente opuesta. Ellos no tuvieron problema para eliminar a quien tenían que hacerlo, exigir su libertad y saber que su trabajo y su audacia era lo único que los podía llevar a la victoria. Fueron de los últimos estados esclavistas.
Al latino lo han hecho sentir culpable desde la leyenda negra fomentada por de las Casas. El español que viene a América, en la colonia, no viene a trabajar sino a enriquecerse. El autóctono siempre está supeditado a alguien. Los misioneros son paternalistas.
La colonia nos gestó 300 años. Son muchos años como para no dedicarles la debida importancia. La virgen de Guadalupe surgió como un paño de lágrimas y hasta hoy nos gusta seguir llorando.
