Excusas para festejar, no faltan. Gritamos: ¡Que viva México! Tomamos tequila, lanzamos vítores a los héroes de la patria, escuchamos el grito, nos divertimos toda la noche y al día siguiente sufrimos la cruda, entonces consumimos el menudo o algún otro guiso picoso. Y esperamos hasta el otro septiembre para volver a gritar.
Yo pregunto: ¿qué es lo Mexicano? Comenzarán los balbuceos; pero, vámonos con calma. Para entender el concepto hay que dividir la historia de nuestro país en tres períodos: Pre Hispánico, Colonial y México independiente.
En el Pre Hispánico no existía la unidad; aunque sí, un imperio sobre otros pueblos, y algunas culturas que estaban más allá de sus fronteras, como la maya y la chichimeca, o la tarasca o mixteco zapoteca. Sociedades politeístas, con un conocimiento e influencia cosmogónica muy fuerte. Sus principales actividades son la guerra, el campo y el comercio.
Ellos son la sociedad del maíz ya que muchos de sus mitos se refieren a ello. Tenemos mucha influencia en nuestra alimentación de ellos, la tortilla, el chile, el aguacate. Son admirables sus construcciones y el desarrollo de muchas de sus mitologías. Tendríamos mucho de que estar orgullosos de esta etapa; poco la conocemos porque poco nos las enseñan. Sobre en un estado como el nuestro, donde las culturas prehispánicas no dejaron muchas huellas.
La época Colonial, que todo mundo quiere negar, ignorar, repudiar, criticar; y sin embargo, de ahí surgió la otra mitad de nuestra sangre, que se unió a la anterior. De aquí, también, surgió la unidad territorial, desde California y Arizona hasta Centro América. La unidad cultural que fusionó la cultura anterior con la conquistadora y formó una nueva cultura que dio como resultado el mole poblano, el chile en nogada, el mole de olla, las carnitas, la carne asada, el ranchero, el minero, etc. El español, sin premeditación, podrá haber traído muchas enfermedades, pero también trajo el puerco, el caballo, los animales de carga, la rueda, la religión católica; de donde proliferaron las fiestas de todos los pueblos. Una religión basada en el sacrificio humano fue suplantada por otra basada en el sacrificio divino. Hay de gustos a gustos.
Para quien se dejan traumar por las afirmaciones de que los españoles eran malos por ser conquistadores, siento decirles que todos los países del mundo han sido conquistados y hay muchos más que también han sido conquistadores: Como los aztecas y los mayas. Esa parte del hombre no se puede negar.
Lo bueno y lo malo que haya existido en la colonia nosotros lo heredamos; nos hacen recitar a sor Juana Inés de la Cruz y a conocer las obras de Ruiz de Alarcón, el de la joroba.
Después viene la independencia y nos costó mucho trabajo el saber qué hacer con ella. La unidad territorial lograda en la colonia, se rompe en la independencia. Perdemos los países centroamericanos y posteriormente perderíamos la parte que conquistaron los estadounidenses. Tratamos de sobre vivir, pero nosotros nos peleamos en contra de nosotros mismos. Liberales contra conservadores, escoceses contra yorkinos. Hubo quien se supo aprovechar del caos para beneficiarse en lo personal, como Santa Ana. Nos comenzamos a diferenciar entre clases sociales, razas y todo lo demás. A pesar de ser ricos en riquezas naturales, nos hicieron pobres como país. Porfirio Díaz volvió a unir a la fuerza y mejoró nuestra economía. Una macroeconomía fuerte se construyó junto a una microeconomía injusta; con visos de esclavitud en algunos lugares: Yucatán, Pinacotepa Nacional.
La revolución fue un movimiento liberal; ninguno de los revolucionarios estuvo de acuerdo entre sí. Pronto se venció a la dictadura, lo tardado fue que unos revolucionarios derrotaran a los otros. En concreto, Carranza contra todos los demás. Surgió una constitución, afortunadamente que no fue del gusto de Don Venus; ¡gracias!, Obregón.
Se experimentó con el socialismo en Tabasco y Yucatán. El general Cárdenas también lo hizo, no prosperó. Nos casamos con el capitalismo, inventamos al mariachi, a Partir de Alemán donde comenzó nuestra principal enfermedad como pueblo, las corrupción. Se realizó la dictadura perfecta del partido de estado. Sufrimos duros golpes: huelga ferrocarrilera, 68, jueves de corpus, 85 y 94, otras intermedias. Los políticos, hasta hoy, no han entendido que tanta corrupción nos va a hundir de nuevo.
El imaginario colectivo piensa que Morena es la solución; un partido que se llenó de los emigrados de los otros partidos, donde ya no tenían oportunidad, no lo creo.
Lo mexicano supone mucho más. La cultura.