Denominado así por los conservacionistas locales, febrero aloja el Día Mundial de los Humedales, para recordar que la tendencia a nivel global de los humedales es francamente declinante. De acuerdo con el último informe de la Convención Ramsar, entre 1970 y 2015 desapareció el 35% de los humedales. Son los ecosistemas más presionados del planeta, de acuerdo con este informe los humedales se pierden tres veces más rápido que los bosques.
A nivel nacional los humedales se encuentran enrolados en la misma tendencia de desaparición. De acuerdo con Patricia Moreno Casasola, México ha perdido el 62% de sus humedales, y que los estados más afectados son Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Baja California, Sonora y Tabasco.
Nuestro Río Nazas, junto con sus lagunas donde desembocaba, se fue diezmando poco a poco. En la medida que se avanzaba en el control del agua, iban desapareciendo partes importantes del humedal: primero desaparecieron las lagunas y luego casi la mitad de su extensión, esta desertificación del humedal más importante de esta región del norte de México aún no se detiene y ahora mismo de forma lenta y gradual avanza por efecto de la presa Francisco Zarco que afectó el régimen ecológico del río, ocasionando la paulatina desaparición del bosque de galería y de la fauna asociada.
Un aspecto que debe considerarse es que la gran zona metropolitana que creció a sus costillas, le dio la espalda. Por eso, en este mes de los Humedales que está terminando es importante valorar los humedales que aún tenemos en un estado de integridad ecológica aceptable: tal es el caso del humedal de importancia internacional (Ramsar) que se encuentra en el Parque Estatal Cañón de Fernández. Para ello es relevante asumir la responsabilidad de cuidarlo y conservarlo.
Denunciar irregularidades o daños evidentes que suelen presentarse en el humedal. Como los que están pasando ahora mismo en el Parque Estatal Cañón de Fernández: los incendios, este año se han presentado con mayor frecuencia, las causas son diversas: la sequía de ya varios meses ha resecado el suelo y la vegetación, la presencia de basura con botellas de cristal quebradas que pueden concentrar la luz solar e iniciar un incendio, lanzar una colilla de un cigarro aún encendida a un manchón de zacate seco, que suelen ser una mecha que conduce la lumbre a un sitio donde hay más combustible, generalmente un tallo reseco de un árbol y, desde luego, las fogatas que encendemos para preparar la carne asada del día de campo y que muchas veces la dejamos a medio apagar o de plano encendida, desde donde puede migrar la chispa que puede iniciar un gran incendio.
Además, en esta temporada de secas, coincide con la apertura de la presa que libera el agua para el primer riego de aniego y como parte de este comienzo se debe limpiar la ya de por sí deteriorada infraestructura hidráulica, en el caso que nos ocupa los canales derivadores. Estos, tendrían que limpiarse usando operadores mecánicos manuales, pero se opta por el uso de un operador pírico para limpiar toda la maleza dentro del canal, esto, aunque tarda menos tiempo tiene el riesgo de que se extienda el fuego más allá del área del canal. Ha trascendido que ya se ha ocasionado daño a los ecosistemas ribereños por incendios provocados por dichos trabajos.
Por eso, aunque la pretensión de llamar la atención hacia nuestro humedal Ramsar es subir al menos una rayita al nivel de consciencia ambiental de las personas, más importante es convencerlas de que lleven a cabo acciones muy sencillas, cómo las siguientes: cuando visitemos nuestro humedal evitemos tirar basura y/o cualquier tipo de desecho tóxico, si no se llegara encontrar un depósito destinado a recibir la basura, entonces llévesela y disponga de ella junto con la basura que se genere en su hogar.
Recientemente una buena amiga puso en su muro del Facebook una fotografía de un paraje desértico con la siguiente leyenda "lo dejamos más limpio que como lo encontramos", esta es una muy buena actitud de un visitante a los bellos paisajes que nos ofrece el humedal. Otra acción igual de simple pero que por una extraña razón aún no conocida de complicar lo que es sencillo siempre se nos dificulta, es la de ser respetuosos con las distintas especies vegetales y animales que habitan los humedales, no está de más mencionar que la caza se encuentra prohibida en el humedal del Parque Estatal Cañón de Fernández porque junto con la pesca comercial con redes inadecuadas tienen un impacto negativo sobre los humedales.
Otros impactos no menos importantes son los provocados por la contaminación acústica que afecta disminuyendo principalmente el tamaño de las poblaciones de especies depredadores, la disminución se da por migración, se van en busca de otro hábitat. Al bajar el número de depredadores, los números de las especies presas pueden crecer fuera de control llegando a alterar la vegetación de los ecosistemas. Por eso se debe regular el tráfico de vehículos dentro del Parque y en algunos casos incluso se deben prohibir, tales como las motos y coches todo terreno que usan escapes abiertos y que, sin importar el estado de los caminos, corren a velocidades no permitidas ocasionando daño físico a la fauna que se desplaza y erosión en los caminos.
A la parte institucional que gestiona el Parque Estatal Cañón de Fernández le toca crear las condiciones óptimas de recursos humanos y de infraestructura para lograr los objetivos de conservación del Parque.