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COLUMNA

Filantropía

ÉDGAR SALINAS URIBE

Hace unos días me preguntaron a qué habría destinado mi apoyo en caso de haber tenido la oportunidad (léase el dinero) de ser filántropo. Reconozco no haberme planteado la pregunta en esos términos, fundamentalmente por insuficiencia de oportunidad. Con los elementos que tenemos a la mano, considero que la filantropía, sin cambios en el sistema global, es una apuesta condenada a la derrota en el largo plazo. Sin embargo, las condiciones de desigualdad visible en las comunidades, en los países y a nivel global vuelven necesaria, urgente e insustituible la filantropía. Por dar un ejemplo, está el loable soporte de la Fundación Slim para la manufactura y distribución de la vacuna AstraZeneca contra el COVID-19.

Ayer la organización Oxfam publicó su informe "Las desigualdades matan" en el que señalan: "Los diez hombres más ricos del mundo han duplicado con creces su fortuna, que ha pasado de 700,000 millones de dólares a 1.5 billones de dólares…durante los primeros dos años de una pandemia que habría deteriorado los ingresos del 99 % de la humanidad y que ha empujado a la pobreza a más de 160 millones de personas más". Muchas lecturas pueden darse a esta afirmación. Para el tema que me ocupa en la columna de hoy claramente es una evidencia de que la filantropía es tan insuficiente como necesaria y urgente, así como lo es también la conformación de alternativas sostenibles para la reducción de la desigualdad. Reitero la condición de sostenibles, porque es común suponer y promover que la demagogia es suficiente alternativa a esta situación.

Pero estaba con la pregunta que me hicieron. Planteada así en una conversación de múltiples tópicos respondí con lo que pude articular de botepronto. Dije que habría destinado mi apoyo a la educación tecnológica en la niñez y jóvenes, así como en alimentación y salud para ese segmento de la población, pero también de adultos mayores. Me parece que para dotar de sostenibilidad a los recursos destinados a segmentos empobrecidos y en condiciones vulnerables la educación tecnológica es muy importante para así robustecer las capacidades tanto en las personas como de los países. Pero, también, considerando la desigualdad evidente y la pobreza en millones de personas, habría que partir de lo básico para la vida, esto es, la alimentación y la salud.

Si llevamos la pregunta a un plano más general y si colectivamente tratáramos de responder a la pregunta en el fondo estaríamos cuestionando cuáles problemas consideramos son los que agobian más a un mayor número de personas y por dónde comenzaríamos a enfrentar la situación para resolverla. En otras palabras, aunque las respuestas buscadas sean para atender a una inquietud filantrópica, el diagnóstico de la problemática conlleva la detección de vulnerabilidades, desigualdades, insuficiencias y demás condiciones que mantienen al planeta atado a contrastes humanos aberrantes y a riesgos y amenazas que resulta apremiante atender.

En el marco de lo que he apuntado arriba, me parece digno de reconocer la labor filantrópica en nuestro entorno. Con independencia de lo que personalmente pudiera parecernos lo prioritario, en México hay iniciativas de alimentación, educación, salud, seguridad pública, desarrollo económico, protección ambiental, transparencia y rendición de cuentas, acceso al agua potable, activación deportiva, albergues para personas vulnerables, museos, patrimonio artístico, etcétera que simplemente no existirían porque el estado mexicano no ha llegado allí con los recursos necesarios, y gracias a la filantropía han sido posibles muchos de esos esfuerzos, guste o no el esquema. Y eso ha significado cambiarle la vida para bien a millones de personas.

Alguna vez escribí que en México el éxito no está tolerado culturalmente, a diferencia de países con niveles de prosperidad mayor. También en esos países la percepción de la filantropía es otra y quizá por ello también la importante cantidad de causas que funcionan gracias a ella, a pesar de contar con recursos importantes de sus respectivos gobiernos. Estupendas iniciativas de inclusión comunitaria, educación, ciencias y artes son posibles en esos países por la labor de una ciudadanía involucrada en su comunidad desde la filantropía.

@EdgarSalinasU

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe editoriales

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