Hacía tiempo que no veíamos una decisión tan acertada y a la vez tomada en consenso por un grupo de políticos de diversas corrientes y partidos.
Nos referimos a la aprobación por unanimidad por parte del Senado de Estados Unidos de suprimir el cambio de hora dos veces al año para dejar el horario de verano de manera permanente.
Tal medida entrará en vigor en noviembre del 2023 siempre y cuando la Cámara de Representantes y el presidente Joe Biden la ratifiquen en las próximas semanas.
De tiempo atrás se había intentado sin éxito acabar con esta larga tradición que por cierto no contaba con la simpatía de la mayoría de los norteamericanos por los efectos negativos que implicaba: desde trastornos en la salud y el sueño hasta confusión en los horarios de trabajo, escuelas y vuelos aéreos.
En el vecino país del norte el controversial horario de verano se implantó en el año de 1966, desde entonces todos los estados, excepto Arizona y Hawaii, adelantan una hora en marzo y la atrasan en el mes de noviembre, años atrás el ciclo iniciaba en abril y concluía en octubre.
Por años se argumentó que tal horario permitía ahorros de energía eléctrica porque se prolongaba la luz del día hasta las 8 ó 9 de la noche, sin embargo ha existido una enorme polémica al respecto.
En los últimos años la justificación fue más práctica y sencilla: el horario promueve la actividad comercial y turística, la convivencia familiar, la práctica de ejercicios al aire libre como la caminata, futbol y golf, además de reducir el índice de asaltos por una mayor iluminación.
En México el horario de verano se adoptó tres décadas después -en 1996-luego de grandes discusiones a nivel sectores y ciudadanos, podemos afirmar que esta sí fue una acción con tinte neoliberal con el ánimo de asemejarnos a los vecinos del norte.
En la actualidad existe un complicado calendario para el cambio de horarios que ya no coincide con el norteamericano, salvo en las poblaciones fronterizas de Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
El resto del país cambia sus relojes con una semana de diferencia en el otoño y con tres en la primavera lo que complica ciertas actividades laborales y también turísticas.
Sonora y Quintana Roo son las dos únicas entidades mexicanas que nunca modifican sus horarios debido a su situación geográfica.
Al iniciar esta modalidad en tiempos del presidente Ernesto Zedillo, amplios sectores de la población sonorense protestaron por la medida y presionaron al gobierno federal para que diera marcha atrás.
Algunos ciudadanos llegaron al extremo de mantener su horario tradicional, es decir no cambiaron sus relojes ni las horas de llegar al trabajo ni de sus comidas, entre otras cosas. "No me van a imponer del centro del país mi propio horario", diría un viejo amigo publicista.
Finalmente se convenció al entonces secretario de Energía, Luis Téllez Kuenzler, de no modificar el horario en Sonora pero no por los trastornos en la salud, el sueño y el trabajo, sino porque fue informado que el estado vecino de Arizona no modificaba su horario.
De confirmarse la decisión del Senado norteamericano no pasará mucho tiempo para que en México la medida sea secundada por las autoridades federales y estatales, porque de lo contrario se complicaría enormemente la comunicación con Estados Unidos, especialmente en las fronteras y en el tráfico aéreo.
La verdad es que el cambio de hora, especialmente en invierno, pega fuerte en algunas poblaciones especialmente en el norte, donde oscurece muy temprano --a las cinco de la tarde-- y amanece después de las siete de la mañana.
Según un estudio divulgado por The New York Times, en Dinamarca los episodios de depresión aumentaron en un 11 por ciento durante el cambio de hora en otoño.
En cambio el horario de verano resulta muy favorable salvo en zonas muy calientes donde el sol se prolonga hasta las ocho o nueve de la noche.
Será positivo, pues, que se suspendan los cambios de horario y que volvamos a un horario permanente que es la realidad a lo largo de la historia. Los tecnócratas nunca pudieron convencer de los beneficios del horario de verano que año con año hacen sufrir a buena parte de la sociedad.
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