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CALENDARIO PERPETUO

CLAUDIA GUERRERO S.

El calendario es un sistema creado a partir de conocimientos de cosmografía y escolástica, y desde su invención ha marcado el ritmo de las actividades agrícolas, económicas, políticas y religiosas; agrupa los días siguiendo el ciclo de las fases de la luna o de las estaciones y considera en su sistematización el día artificial -24 horas de las que marca el reloj- estimado con el promedio de la duración de los días solares, que resulta del tiempo que pasa desde la media noche de un día a la siguiente en el mismo meridiano y cuya variabilidad se compensa en el cálculo.

La semana tiene su origen en los cuatro cuartos de la luna que se separan uno de otro por alrededor de siete días, y ha sido utilizada como medida desde tiempos inmemoriales; en el Génesis, Dios descansa en el séptimo día; los mahometanos la comienzan en viernes, los judíos en sábado y los cristianos en domingo, que significa "día del Señor" -dies Domini - y que antes era día del Sol.

La tradición cristiana celebra la Pascua de resurrección de Jesucristo el domingo siguiente de haber transcurrido catorce días del novilunio o interlunio -cuando la Luna se encuentra entre la Tierra y el Sol y no vemos su cara iluminada- después del equinoccio de primavera que también de manera artificial es fechado el 21 de marzo.

En 1903, Manuel Miranda y Marrón escribió el libro La reforma del calendario: historia del calendario y proyectos de la reforma del mismo, y se lo presentó al presidente Díaz; el objetivo era eliminar el inconveniente que presenta el calendario de que el año siguiente empieza siempre un día de la semana después del anterior y dos en el año bisiesto, por lo que no puede haber un almanaque perpetuo y todos los años se requiere uno nuevo.

Esto sucede ya que al dividir los 365 días del año entre 7, el número de semanas resulta ser de 52, y sobra el día que se mueve para comenzar el año siguiente, cuando se celebran los aniversarios sólo en algunas ocasiones coincide en el día de la semana en la que sucedió y para fijar por ejemplo el festejo del día del padre se estableció que fuera el tercer domingo del mes de junio.

El señor Miranda y Marrón basó su iniciativa en la que presentó en 1901 el astrónomo francés M. Camille Flammarion (1842 - 1925) en su artículo Les Imperfections du Calendrier: Projet de Réforme, en el que describió el donativo que recibió del Abate Croze de 5,000 francos con el fin de que arreglara el calendario para que todos los años comenzaran el mismo día de la semana y del concurso organizado por el periódico L'Astronomie en 1885, en el que la propuesta ganadora de M. Gastón Armelin fue que todos los años tuvieran 52 semanas de 7 días, y los días sobrantes -1 en los años comunes y 2 en los bisiestos- no se contaran ni recibieran nombre especial.

Una de las reformas del señor Miranda era que hubiera cuarenta semanas de 9 días cada una, más una semana de 5 días en los años comunes y 6 en los bisiestos, divididas en 10 meses de 36 días que se llamarían unusber, duober, terber, quatorber, quinqueber, sexber, september, october, november, december para recordar el origen romano del calendario con la terminación ber que indica el número de meses después de la primavera.

claudia.guerrero@lag.uia.mx

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