Las violencias atraviesan nuestras vidas, ¿qué hacemos? Esta decisión es compleja, depende de nuestra experiencia, sensibilidad y reflexión sobre las acciones emanadas por actores comoel Estado, la iniciativa privada, las organizaciones de la sociedad civil y los organismos internacionales.
Los actores mencionados se presentan ante nosotres como formas establecidas y adecuadas para canalizar nuestra necesidad de terminar con las violencias. Aquí surge la inquietud ¿Qué dificultad hay en que busquemos resolver las violencias a través de dichos actores?, pensémoslo considerando lo siguiente: 1.- un pensar-hacer mediante "algo" dilucida una suerte de sustitución de nuestra capacidad de decidir; 2.- ese "algo" no es ahistórico ni se encuentra aislado de la sociedad y época en que se desarrolla; 3.- la vida que experimentamos está fundamentada en la interrelación estructural entre capitalismo, colonialismo y patriarcado, configurando una época y sociedad caracterizada por la dominación social; 4.- los actores surgen y se reconstituyen en este contexto, son garantes.
¿Cómo un actor surgido de este tipo de sociedad puede coadyuvar en la resolución de las violencias? Ahora, qué pensamos y sentimos ¿frustración, desesperanza, resignación? ¿Porqué no podemos pensar-hacer una alternativa que no pase por alguno de estos actores? Si no son ellos ¿quiénes? Si no es así ¿cómo? Tal vez la criticidad en nuestro pensar-hacer nos permita vislumbrar alternativas.
La criticidad conlleva negar, romper y crear algo diferente a lo instituido; que no es otra cosa que construir un pensar-hacer contra las violencias que se aleje todo lo posible de estos actores y sus acciones. ¿Cómo hacerlo? No hay métodos ni respuestas únicas, mucho menos certezas, esto conlleva una labor colectiva; una clave puede ser observar lo que oculta lo dado. ¿Cómo sería esto?, centrarnos en las múltiples experiencias comunitarias regionales que se desarrollan frente a las violencias, en ocasiones con, otras contra y a otras tantas a pesar de estos actores.
Algunas experiencias importantes se encuentran en el pensar-hacer de los colectivos que buscan a sus desaparecidos, en las madres que construyen justicia ante los feminicidios de sus hijas, en los pobladores que no permiten la instalación de las empresas que afectarían su salud, en los campesinos que defienden su tierra y agua del despojo, en los grupos de apoyo mutuo frente a la violencia de género, en los varones que deciden reunirse para identificar sus conductas y acciones machistas.
Estas experiencias empujan hacia la autodeterminación social y de esa forma agrietan las mediaciones de los actores, pero también mitigan y en ocasiones superan las violencias sociales; son personas comunes y corrientes que se reúnen para negar, romper y crear alternativas ante lo establecido por la sociedad de dominación. Un poco de esto estamos pensando-haciendo y sintiendo en el Observatorio de Violencias Sociales de Ibero Torreón.
Walter.Salazar@IBEROTORREON.EDU.MX
