Por primera vez Torreón fue escenario de la Muestra Nacional de Teatro (MNT) en su edición número 42, la cual se realizó del 10 al 19 de noviembre. Su lema, "Hacia un paisaje de las teatralidades en México", refleja de algún modo la intención de mostrar parte del mosaico de problemas, costumbres, creencias y desafíos sociales que aquejan a la sociedad mexicana. Según información de su sitio en Facebook, la MNT es un espacio donde convergen creadores, críticos y programadores de teatro, y tiene como objetivo contribuir al desarrollo de la comunidad y de mejorar las condiciones para el quehacer teatral. Es organizada por la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Bellas Artes y las instancias promotoras del arte y la cultura del estado y del municipio anfitrión.
Esta vez contó con la participación de 16 estados y más de 30 obras en escena. La temática abordó asuntos tan cotidianos como complejos, tales como el feminismo, la homofobia, la familia, la violencia en el país, la desaparición forzada, la incapacidad para expresar los sentimientos, la discriminación, la opresión, la orfandad y el bullying, entre muchos otros. Haber asistido a casi 10 obras de esta muestra me hizo constatar la diversidad de la expresión escénica, la capacidad para adaptar la tecnología y los medios audiovisuales en la producción teatral, así como de vivir la experiencia de sentirme parte del guión, ya que algunos trabajos involucraron a la audiencia. Fue interesante comprobar que no se requiere de grandes producciones para contar una buena historia, pues en varias ocasiones los escenarios estuvieron desnudos, supongo, como estrategia para hacer destacar la capacidad histriónica de los actores.
La MNT fue la oportunidad para que los jóvenes amantes del teatro se sintieran convocados a participar como actores, guionistas, productores, directores, coorganizadores o espectadores. Fue también un espacio para que los no tan jóvenes nos deleitáramos del buen arte sin costo alguno y con muy buena organización. Comprobé que hay plazas suficientes en la ciudad para atraer un evento de tal envergadura a nivel nacional, de diferentes tamaños y estilos. Cada una de las obras a las que asistí dejó en mí una enseñanza, y todas me permitieron conectar con mi interioridad a través de la reflexión y el sentimiento.
Ojalá que las compañías teatrales se hayan ido contentas y satisfechas de la acogida del público lagunero, pues en la región hay muchas personas que gustamos de este tipo de arte, pero quizás lo que falte sean los recursos económicos para financiar el entretenimiento cultural.