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COLUMNA

Identidad, futuro y chiles en nogada

JOSÉ EDGAR SALINAS URIBE

En todo México se celebran las fiestas patrias cuyo ritual oficial incluye en su centro el famoso grito de independencia. Con más o menos colorido se realizan los festejos, dependiendo en mucho de los recursos que dispone la autoridad del lugar, si es capital estatal seguramente tendrán una fiesta más robusta que si se trata de un municipio promedio del país. Las fiestas patrias, como casi todo en México, se han convertido en una especie de buffet de actividades con las cuales se supone se celebra lo mexicano, cualquier cosa que ese signifique para cada región.

Sobre esto último también es recurrente en estas fechas la reflexión acerca de la llamada identidad mexicana, es decir, aquello que nos distingue de otros pueblos y nos vuelve diferenciables a partir de características que se suponen propias de nuestro país. Escuchaba a algún historiador poner en perspectiva la conformación de la identidad de lo mexicano a partir de la independencia en relación con los tres siglos previos que conocemos como el de la colonia. Reparar en el hecho de que la colonia duró alrededor de trescientos años en tanto que el México independiente apenas ha rebasado lo doscientos años es, por lo menos, interesante.

Es común también que, en reuniones familiares, festejos en centros sociales, incluso en escuelas y centros de trabajo se invite a que el quince de septiembre se use vestimenta alusiva a lo típico mexicano. Y resulta que lo típico mexicano es entendido como el traje charro y la falda de china poblana, si juzgamos por la vestimenta predominante y la ropa de utilería que se vende en los supermercados, por cierto, cada vez más se trata de una prenda más china que poblana. La ignorancia normalizada probablemente no se cuestiona qué tipo de respuesta merece aquella invitación si llegara a oídos de comunidades purépechas o rarámuris, es decir, ¿cómo es que deberían vestir quienes conforman estos pueblos frente a la invitación de traer algo alusivo típicamente mexicano?

Otro ejemplo se da en la música, ¿qué más mexicano que el jalisciense mariachi cuyos orígenes son más mitológicos que certeros y que debe su entronización a festejos cumpleañeros de Porfirio Díaz? Un recorrido por los sonidos musicales del país nos hará caer en cuenta que el mosaico mexicano de la música es mucho más amplio que el repertorio de México en la Piel de Luis Miguel. Pero la poderosa maquinaria de persuasión de la época de oro del cine llamado "nacional" convirtió a la del mariachi en la música que nos distingue tanto como el tequila en bebida, aunque quizá en la colonia habría sido el pulque y en un futuro no muy lejano el mezcal. Y otro tanto sucede en la comida, pues cuál habría de ser catalogado como el platillo nacional propio para los festejos patrios. Depende de presupuestos, pues va desde el pozole hasta el chile en nogada, al parecer una creación de monjas de un convento para festejar la culminación de la guerra de independencia en honor de Agustín de Iturbide (proscrito oficialmente en los nombres de las calles y en libros de texto).

Pero en gustos patrios (¡cómo iban a ser la excepción!) se rompen géneros y hasta tradiciones, como ocurre con el famoso grito al que cada presidente le pone una pizca de su cosecha y sus obsesiones. La identidad nacional es un legado donde se encuentra una narrativa hegemónica que se da por aceptada, aunque no refleje la diversidad y la riqueza cultural de aquello que pretende sintetizar e identificar.

La suerte de los pueblos no necesariamente es la misma que la suerte de los países. Las fronteras nacionales tampoco necesariamente coinciden con aquellas que los pueblos originales han tenido. La nación no es asimilable a la idea de país. Países tan grandes como el nuestro son un mosaico de naciones e identidades culturales. Entonces lo que celebramos es una idea de país a partir de legados y tradiciones más propios de regiones y pueblos. Queda la pregunta hacia adelante, si quisiéramos celebrar un futuro de México, ¿cuál es el que estamos construyendo? ¿seguiremos celebrando un pasado seleccionado o un futuro inclusivo?

@EdgarSalinasU

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe editoriales

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