Todo indica que tendremos que acostumbrarnos en los próximos 22 meses a un gobierno autoritario, impositivo, provocador y antidemócrata.
Andrés López Obrador demuestra en los últimos meses que en todos sus proyectos y planes de cambio se saldrá con la suya por la buena o por la mala.
En otras palabras, el lema del final del régimen será irremediablemente el "aquí solo mis chicharrones truenan".
Lo evidenció casi desde el inicio del sexenio cuando enviaba iniciativas de ley al Congreso con la exigencia para sus correligionarios de no "cambiar ni una sola coma".
¿Cómo es posible que en un país como México que ha luchado por siglos por superar los regímenes dictatoriales y opresores se le ocurra a un primer mandatario que se dice demócrata exigir sumisión plena a los legisladores?
Las iniciativas a los congresos, vengan de quien vengan, deben ser discutidas, analizadas, enriquecidas y en su caso aprobadas o rechazadas por las cámaras legislativas, pero jamás pasar en "fast track", sin ningún cambio.
Esta semana fueron dos las acciones presidenciales que dejaron muy mal sabor de boca en la ciudadanía porque muestran la mano dura, rencorosa y autoritaria del presidente López Obrador.
Cuando el primer mandatario se dio cuenta de que su iniciativa constitucional de reforma electoral no pasaría en la Cámara de Diputados, urdió un plan B sin antes lanzar una auscultación a nivel nacional o de perdida una encuesta profesional.
La marcha ciudadana del 13 de noviembre que sacó a las calles a varios cientos de miles de mexicanos, puso muy nervioso al régimen morenista al grado de responder dos semanas después con otra marcha multitudinaria en la Ciudad de México, organizada al viejo estilo del priismo.
López Obrador se convenció ahí de que sus intentos de controlar al Instituto Nacional Electoral no podrían llevarse a cabo a través de una reforma constitucional y fue entonces cuando planeó un plan secundario que consiste en realizar una serie de cambios administrativos y legales que afectarán la vida democrática nacional.
Otra vez sin consulta nacional y fuera de toda negociación con los partidos de oposición, el gobierno de Andrés Manuel intenta imponer sus caprichos a través de una iniciativa no constitucional de 307 páginas que fue aprobada por mayoría en la Cámara de Diputados sin tan siquiera ser discutida y analizada.
La propuesta parte de un planteamiento por demás controversial donde señala que "el Instituto Nacional Electoral ha convertido a una élite académica en garante de abusos en el uso de gasto público y cómplice protectora de conductas electorales fraudulentas e ilegales, lo que ha retrasado el tránsito político de México a la democracia".
Hágame usted el favor, el régimen patea una vez más al pesebre en lugar de reconocer que gracias al INE y a otras instituciones electorales, Morena obtuvo la presidencia en el 2018, la mayoría en el Congreso en el 2021 y 22 gubernaturas en los años recientes.
Dice la iniciativa que el gobierno se ahorrará 3,500 millones de pesos con el plan B, sin embargo no especifica en donde serán estos ajustes y menos toma en cuenta que en otros proyectos como el tren Maya, la refinería Dos Bocas y el aeropuerto Felipe Ángeles, ha derrochado carretadas y más carretadas de miles de millones de pesos.
La segunda acción preocupante fue la intervención de López Obrador en la destitución y arresto del ahora ex presidente de Perú, Pedro Castillo.
El mandatario mexicano dijo que Castillo fue víctima de acoso y confrontación por parte de las élites en "actos contrarios a la democracia" a los que llamó "golpes blandos".
No se dio cuenta Andrés Manuel que fue el congreso peruano quien desconoció a Castillo y no se trató de un golpe militar ni tampoco de una intervención extranjera.
Por lo mismo el gobierno mexicano, fiel a la tradición de su política exterior, debe respetar la soberanía y la libre autodeterminación de un pueblo como el peruano. ¿O acaso queremos que Estados Unidos salga en defensa del Instituto Nacional Electoral o de los políticos perseguidos por el régimen morenista?
"En boca cerrada no entran moscas", dice el sabio refrán.
NOTICIA FINAL…
Arrancan los octavos de final este fin de semana en la Copa Mundial de Qatar con cinco equipos europeos, dos sudamericanos y un africano. Brasil se apunta como el gran favorito sin olvidar que Francia es el campeón actual y que Argentina y Portugal pasan por su mejor momento.
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