Como reza el adagio popular "con cara pierde y con cruz también", y de cara al próximo proceso electoral de Coahuila, tal vez quien menos claro tiene el panorama en la entidad es el Partido Acción Nacional, que a diferencia de otros estados donde se ha aliado con el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática, para enfrentar a Morena, de este lado del Nazas, la tercera fuerza electoral, podría prácticamente quedar sepultada de aliarse con uno u otro partido.
El PAN si es minoría en términos de representación. Aún cuando tienen una historia importante en algunos municipios de Coahuila, especialmente en Torreón, y han logrado conquistar la capital de la entidad, Saltillo, (claro, con la ayuda del hoy diputado federal por el PRI Rubén Moreira, quien operó en contra del candidato de su partido Fernando de las Fuentes); solos, nunca se han acercado al Palacio Rosa, ni siquiera en la última elección cuando Guillermo Anaya, peleó en los tribunales un supuesto triunfo, quedando a 31 mil votos de la gubernatura, pero gracias a las alianzas y la separación del priísta Javier Guerrero.
Sin embargo el panorama para el próximo año es muy diferente, el PAN no solo ha recibido dos derrotas monumentales en las últimas elecciones, al congreso local y a las alcaldías, sino que se fue a un tercer lugar luego de que apareciera en Coahuila el factor Morena. Siendo muy optimistas, Acción Nacional podría aspirar a obtener 90 mil votos en la próxima elección estatal, lo cuál pondría en aprietos no solo al partido, sino a la selección de un sacrificado candidato que sabe que tendría que jugar a perder.
Si en Coahuila el PAN repite la alianza que se dio en Durango, como en muchas otras entidades de la república, el candidato sería puesto por el PRI. Y en términos de representación, aunque negocie algunas secretarías de bajo perfil, y un puñado de puestos, estaría prácticamente condenado a desaparecer, su poca militancia tendría que aceptar que trabajarán para quienes tanto han cuestionado en el pasado y critican hoy, además del riesgo de que su estructura se de cuenta que es mejor trabajar con el PRI que con ellos. (Con cara pierden).
Pero, el hipotético caso que decidieran apoyar a Morena y negociaran mejores condiciones, la cosa estaría peor, no solo por traicionar una ideología que ya casi está extinta en ese como en los demás partidos, sino que perderían el apoyo de otras entidades donde gobierna el PAN y por supuesto de su dirigencia Nacional, que aunque parezca mentiras, está mejor que la del PRI, que ya es mucho decir. Morena terminaría por llevar a sus filas a los pocos panistas que aún no se han cambiado la camiseta y por ese lado tendría una condena peor a la desaparición, el exilio político. (Con cruz también pierden).
Paradójico resulta entender que si van solos, sabiendo que no se acercarán ni por error al triunfo, y que se reafirmarán en las urnas como la tercera fuerza electoral en el estado, conservarían unos 90 mil votos que no significan nada en el próximo proceso electoral en el estado, pero tendrían un respiro importante que les permitiría enfrentar los siguientes comicios, y ante la derrota de cualquiera de sus rivales, Morena o PRI, se les abriría la posibilidad de recuperar algunas alcaldías y algunas curules en el congreso local.
Todas las elecciones son distintas, más en los últimos tiempos, en 2023 jugará el factor candidato, los resultados de las elecciones este año, la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, y como siempre, los escándalos del momento, que ya no tanto como antes, pero ayudan a inclinar la balanza a favor o en contra de un partido político.
En calidad de mientras, fieles a su disciplina, el PRI parece haber elegido ya candidato, el ex alcalde de Saltillo Manolo Jiménez, muy a pesar de que varios sectores del tricolor lo nieguen y afirmen que era una distracción para destapar al verdadero ungido. Por su parte Morena también parece que ya se decantó por el Subsecretario Federal de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, que para variar, a lo primero que tendrá que sobrevivir al interior del partido en el poder, es al mismo partido, y a quienes seguramente impugnarán la designación de su candidatura.
Lo curioso es que a quienes más trabajo les costará elegir candidato, será a quienes saben que no ganarán ni con un milagro, el PAN. El partido se encontrará en el dilema de encontrar un perfil tan fuerte como para lograr esos 90 mil votos, y tan valiente como para saber que tendrá que asistir a foros, giras, debates y plazas públicas sabiendo que no tienen ni la más mínima posibilidad de ganar. Como de costumbre lo que llama la atención es el silencio de esa pequeña cúpula que ha mantenido secuestrada una institución que llegó a tener peso en la entidad.
@uyohan