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La crisis del agua en La Laguna, acercamiento a una solución

MANUEL VALENCIA CASTRO

En días pasados el alcalde de torreón expuso un plan de 12 acciones para enfrentar la crisis del agua que vive el municipio y que amenaza con agravarse. Es de reconocerse esta iniciativa porque de entrada ya es ventaja que se reconozca la crisis y se tenga el valor de enfrentarla. Un análisis crítico de este plan permitió señalar algunas inconsistencias, pero también una propuesta de trabajo.

Todo parece indicar que no se tomó en consideración la información existente respecto al estado que guardan las fuentes de agua que por décadas se han usado en las actividades económicas, domésticas y públicas. Este ejercicio de saber con lo que se cuenta es fundamental para formular un plan que verdaderamente impacte en una solución a la crisis del agua.

Por ejemplo, en una de las acciones principales para aumentar la disponibilidad del agua en los diferentes sectores se opta por la perforación de nuevos pozos, cuando todos sabemos que la excedencia de pozos ha ocasionado la sobreexplotación del acuífero y que más pozos sólo exacerbará la situación ya altamente deteriorada del acuífero y por ende de la escasez del agua.

En otras palabras, no es recomendable solucionar un problema usando la causa que lo provoca. En este punto es menester hacer una aclaración: en el ámbito municipal el campo de acción respecto al agua, es limitado porque es a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) a la que le toca regular y poner en orden la explotación del acuífero y del agua rodada que se almacena en las presas. Según el plan de las 12 acciones, se entiende que la gestión de 4 nuevos pozos con la CONAGUA, tuvo éxito. Y que la misma gestión podría llevarse a otro nivel, de mayor trascendencia.

Se trata entonces, de un plan que carece de un método apropiado para enfrentar las presiones tanto internas como externas que integran el complejo problema del agua. Enfrentar la crisis significa gestionar estas presiones. La forma de gestionar estas presiones requiere de la implantación de cambios selectivos. Es decir, cambios pertinentes que conduzcan a una solución permanente de la crisis y no temporal como parece ser el caso.

El proyecto Agua Saludable para La Laguna, abrió coyunturas de gestión de la principal presión externa: el aprovechamiento de más del 85% del agua en la agricultura regional que ha ocasionado la escasez de agua en los sectores doméstico y público tanto en la zona urbana como en la rural. Gestionar desde el municipio la regulación adecuada de dichos aprovechamientos agrícolas y el uso de tecnologías para hacer más eficiente su uso, podría reflejarse en el corto plazo en una mayor disponibilidad de agua en los pozos urbanos y periféricos rurales. Quizás sin la necesidad de perforar más pozos. Si la disminución del agua destinada a la agricultura se junta con la reparación efectiva de las fugas podríamos tener un efecto sinérgico que elevaría la disponibilidad de agua.

Si no somos capaces de innovar localmente, copiemos entonces: En Aguascalientes dejaron de usar el agua del subsuelo y su agricultura depende exclusivamente del agua rodada con muy buenos resultados. Esto no lo inventaron los hidrocálidos, en muchas regiones como en California en los Estados Unidos han librado una mega sequía con mucho éxito haciendo lo mismo. Ellos continuaron aprovechando el agua del subsuelo evitando la sobreexplotación y cuando se pasa de un límite establecido simplemente, dejan de aprovecharla.

Quiero suponer que existen canales de comunicación entre los tres niveles de gobierno que permiten la gestión de cambios como los mencionados arriba.

Dentro de las presiones internas probablemente la piedra en el zapato es SIMAS, no obstante, de ninguna manera se aceptaría la desaparición del sistema operador o mucho menos cambiarlo por uno privado, SIMAS requiere reinventarse, entrar a un proceso de mejora continua y de mayor gobernanza.

La cultura del agua es fundamental para todos, pero debe darse principalmente en aquellos procesos en los que se recuperen mayores volúmenes de agua, por ejemplo, el tratamiento de aguas municipales y la canalización y tratamiento de los escurrimientos de las sierras locales que tanto daño provocan a casas habitación y a la infraestructura urbana, en época de lluvia. En este rubro urge la innovación tecnológica que aumente la capacidad de reutilización del agua.

La adquisición de tinacos y/o construcción de cisternas es importante pero también aquí es importante la innovación: la captación de agua en las azoteas y su conducción hacia el tinaco o cisterna podría asegurar agua para trabajar un huerto o regar jardines o usarse en baños y regaderas.

Estos son los cambios que se podrían integrar a un plan enfocado a una solución de la crisis de agua que padecemos.

Una premisa básica que debe considerarse es que cada vez es menor el agua del subsuelo para agricultura y que es tiempo de pensar en otros sistemas de producción.

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