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La filosofía del jazz en Alex Mercado

Su dote poética no sólo se muestra en la ejecución de sus obras

(CORTESÍA)

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SAÚL RODRÍGUEZ

“El jazz fue una respuesta al clasicismo, quizá no directa, pero es una opción para encontrar libertad: la libertad en la expresión que sentía Bach al improvisar, la libertad en la expresión que sentía Chopin, Liszt, Beethoven, que fueron incluso más grandes improvisadores que ejecutantes”, comenta el artista mexicano Alex Mercado, en el marco del Día Internacional del Jazz que se celebra este sábado.

Mercado, quien se considera artista antes que jazzista, es una de las figuras más importantes del jazz mexicano en el mundo. Ha publicado los álbumes The Watcher (2012), Symbiosis (2014), Refraction (2015), Paisajes (2017), Convergencias (2018) y Tesoros Escondidos (2019). Además de los libros El sublime proceso del lenguaje musical y Arte, conciencia y vida.

El compositor y pianista es una mente que, a estas alturas de su carrera, estudia más oyendo música que ejecutándola. En ese espacio creativo, conversa en exclusiva con El Siglo de Torreón. Su dote poética no sólo se muestra en la ejecución de sus obras, sino también en su filosofía y pensamiento al momento de expresarse.

“Hay que tomar en cuenta que el jazz siempre fue una fusión. Mucha gente habla del jazz fusión como algo que sucede en los años setenta u ochenta, pero el jazz es fusión desde sus inicios, porque es un ingrediente afroamericano que se fusiona con la cultura occidental. De ahí deriva su fuerza; su identidad no se puede separar, no se puede segregar en dos elementos”.

El jazz desprende etiquetas y deja puertas abiertas a otras fusiones. Esa es la semilla de su evolución constante, su carta ante la inmortalidad, donde una de sus líneas es la improvisación: una herramienta innata en el ser humano, clave para su supervivencia.

“El jazz, gracias a la improvisación, va a sobrevivir. Siempre hay maneras diferentes de expresar un atardecer. La poesía, por ejemplo... no hay un poeta que haya expresado un atardecer de la misma manera que otra. Esa manera de asumir el presente y expresarlo a través del filtro de nuestra visión y nuestra experiencia, es precisamente lo que hace que el jazz sea tan rico y lo que se celebra en este Día Internacional del Jazz”.

La vida se vuelca sobre el ser humano de manera sorpresiva. Mente y cuerpo responden ante sus estímulos. Aunque se esté enfrascado en una rutina, todos los días sucede algo que despierta al instinto de la improvisación. Claro ejemplo son las conversaciones entre los seres humanos.

“Eso es lo que sucede en un ensamble de jazz, idealmente, cuando los músicos se escuchan, porque no es algo que se dé por sentado. Así como hay una persona que habla y no escucha, que habla todo el tiempo y cuando tú hablas, parece que lo que dices no importa. Así se puede ver en un ensamble de jazz, puede haber un músico que solea y solea. Entonces, ese es el ideal de la improvisación y ese es el principio para poder improvisar colectivamente: escucharse y responder a lo que se escucha”.

Arte en la escucha

Al igual que los músicos expresando el lenguaje musical sobre el escenario, el público también realiza un acto artístico en la escucha. Alex Mercado indica que la escucha del jazz debe ser profunda, pues es una especie de meditación, una invitación a la percepción.

“Trato de que mi mente detecte todo lo que está ocurriendo y que lo disfrute. Primero, que lo detecte: un platillo de la batería, un acorde bonito del piano, una nota larga de Miles Davis, todo eso debe ser percibido al máximo porque son estímulos que acumulan información muy longeva. Es decir, una nota de Charlie Parker está diciendo todo lo que sufrieron los esclavos americanos a finales del siglo XIX y principios del XX. Cada nota de Miles Davis está reflejando su vida entera y todas sus influencias”.

Escuchar música es un portal en el tiempo y en el espacio. La acción comunica con seres ausentes en el plano terrenal. Mercado metaforiza: cuando se escucha jazz, el compositor visita al escucha en su hábitat y se genera una convivencia.

“La escucha es entretenimiento, es acompañamiento, es complemento. No es una experiencia transformadora, como lo puede llegar a ser si nos disponemos a abrir la puerta de nuestros sentidos, recibir toda esa información y decir: ‘Esto que estoy escuchando es el mundo, es la vida, es el tiempo, es el universo, es cultura, es historia, son viajes, migraciones e incluso el futuro’. Ese es el acto espiritual que es para mí el acto de la escucha”.

Mercado dispone sus oídos y trata de escuchar el jazz en todos los estilos musicales. Si escucha una pieza de Chopin, sabe que el compositor la improvisó en su mente mientras conversaba con otros sonidos. De ahí hizo una selección y la nota elegida se trasladó a la superficie de un pentagrama.

“Hay un germen de improvisación en cada nota que escribió y, un intérprete clásico, para interpretar mejor una obra ya escrita, debe pensar que la está improvisando, debe apropiarse, debe pensar que está surgiendo en ese momento, debe resucitarla y darle la frescura del momento presente”.

El pianista vive en “el país de la música”; la escucha durante todo el día. Su método de aprendizaje se basa precisamente en eso, en escuchar a Piazzolla, Chick Corea y a músicos nuevos como Brad Mehldau o Aaron Parks. En este país también aparecen Duke Ellington, Miles Davis, Bill Evans, Charlie Parker, predecesores de los que, añade, hay que aprender y emerger como una rama de su árbol.

Actualidad

Alex Mercado celebra en 2022 el décimo aniversario de su trío y gracias al Sistema Nacional de Creadores podrá componer sin preocupaciones durante tres años. Analiza la escena nacional, comenta que estuvo en crecimiento constante durante una década hasta la llegada de la pandemia. La actual reactivación prometo un futuro más alentador, aunque recalca que falta infraestructura y espacios para los jazzistas que no se encuentran en Ciudad de México.

“A veces se habla mucho de la Ciudad de México, pero a veces siento que hay también mucho talento fuera que no está encontrando la manera de darse a conocer. Son conocidos localmente, pero yendo, cuando he tenido la oportunidad de tocar en diferentes estados de la república, todos me dicen: ‘No hay donde tocar’. No vamos a hablar de casos particulares, pero hay muy pocos lugares en la escena de cada estado donde pueda florecer”.

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Escrito en: Jazz Alex Mercado

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