Con la serie que inicia hoy contra Tigres de Quintana Roo, solo quedan seis series, equivalentes a 18 juegos, para que concluya la temporada regular 2022 de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB). De estos 18 encuentros faltantes, a los Algodoneros de Unión Laguna les toca jugar 9 en casa y los otros 9 en gira como visitantes.
Aunque cabe aclarar que la serie contra Piratas de Campeche, los días viernes, sábado y domingo de la presente semana, serán en el estadio de la Revolución pero UL con carácter de equipo visitante, toda vez que el parque de los Piratas aún no termina de ser remodelado. Esta circunstancia no deja de ser una ventaja para UL.
Como se sabe, UL forman parte de la Zona Norte de la LMB con otros 8 equipos más, de los que solo 6 pasarán a la postemporada. Hasta el día de hoy están en zona de clasificación para ir a los playoffs, en su orden, los siguientes clubes: Tijuana, Dos Laredos, Monterrey, Monclova, Laguna y Saltillo.
Aunque matemáticamente las tres restantes escuadras del Norte (Aguascalientes, Guadalajara y Durango) aún pueden ganarse la invitación a participar en la postemporada, la verdad es que en la práctica tal posibilidad se ve más bien remota, en particular para las dos últimas.
Con ese mismo y crudo realismo también se puede afirmar que se ve muy difícil que los dos conjuntos punteros, Tijuana y Dos Laredos, puedan perder esas posiciones, que tal vez solo se disputarán ya entre ellos mismos. ¿La razón? Muy sencillo de explicar: Porque ambos equipos están conformados como auténticos y verdaderos trabucos.
En el supuesto de que -como esperamos-- no cambien dramáticamente las cosas, ¿qué debe hacer UL para llegar con mayores posibilidades de éxito a la postcampaña? Dejar el lugar 5 y tratar de quedar al final en el puesto 4 y preferentemente en el 3 (que aún es posible) pues significaría, en este último caso, que en el primer playoff se estarían jugando en casa hasta cuatro encuentros de esa crucial serie inicial.
En la primera serie eliminatoria los equipos que terminen en el primero y segundo puestos, que en la hipótesis serían Tijuana y Dos Laredos, enfrentarán respectivamente a los que queden en el sexto y quinto lugares. Si UL queda en el quinto, donde ahora se encuentra, enfrentaría a Dos Laredos, y si es el sexto a Tijuana, sin la ventaja en cualquiera de ambos casos de eventualmente disputar más juegos como local. Enfrentar a cualquiera de estos trabucos en la primera etapa de la postemporada equivale para todo efecto práctico a una muerte anunciada.
La situación cambia radicalmente si UL queda en el tercero o cuarto lugar de la tabla final de posiciones, según ya se dijo. Por la ventaja que significa enfrentar a escuadras mucho menos poderosas, eventualmente Monterrey, Monclova o Saltillo, que en la primera fase de la postemporada serían menos difícil de superar que Tijuana o Dos Laredos.
Claro, finalmente habría que enfrentar a cualquiera de ese hoy temible par de equipos. ¿Cuál sería entonces la diferencia? Que en el beisbol en torneos cortos, después de una primera etapa, ya no hay enemigo pequeño ni adversario invencible. Y que habiendo pasado una primera y hasta una segunda aduana, los equipos que parecen débiles llegan enrachados. Embalados, dicen algunos. Y es cierto.