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La promesa del alcalde que esperamos con ansiedad

YOHAN URIBE

Como todo político que asume su cargo, cuando tomó posesión el 1 de enero el alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda, prometió de todo. Agua potable en las colonias, seguridad en las calles, inversión, pavimentación, trabajo y todo lo que tiene que prometer cualquier funcionario electo durante su toma de protesta. Apegado al guión que elaboran sesudos asesores. Y como en todo acto donde el político promete y el auditorio hace que le cree, todo transcurrió como suelen transcurrir estos eventos, sin embargo, una promesa del alcalde logró como pocas veces una reacción sincera, un aplauso, una ovación emotiva: "nos ocuparemos de la salud mental".

Y es que en tiempos de guerras inconclusas y pandemias implacables, que nos recuerdan tanto la estupidez como la vulnerabilidad humana, son pocas las administraciones que dedican algún renglón en sus políticas públicas de salud a temas tan importantes y delicados como los trastornos mentales de los ciudadanos. La depresión, que es la nueva gripe de nuestra era, es tan común como la ansiedad que paraliza a trabajadores, estudiantes, madres, padres, hijos. Y según el Inegi, año tras año los trastornos mentales cuestan a la vapuleada economía mexicana cientos de millones de pesos.

Por esa razón, al alcalde de Torreón, muchos le pasarán si no logra llegar a las metas en abastecimiento de agua, baja en la incidencia delictiva, atracción de inversión, y los demás etcéteras; pero si incumple con la promesa que arrancó esas reacciones sinceras, le llegará la factura hasta el despacho. Su promesa tal vez abrió la esperanza a miles de personas que tienen que lidiar con empresas que no aplican la norma 035 porque se les olvidó que tienen seres humanos y no máquinas, a escuelas que confunden una depresión con la flojera del alumno, a familias que se desintegran por falta de un diagnóstico y un tratamiento a tiempo.

Y tal vez el alcalde no necesite construir el hospital mental que tanto se ha prometido como olvidado en la región, ni regalar rivotril en lugar de abate para combatir los mosquitos. Tal vez campañas de diagnóstico, empatía y concientización sean un gran segundo paso, el primero ya lo dio poniéndolo en la agenda pública. Decirle a una persona que está deprimida que no se deprima es el equivalente a decirle a un diabético que no lo sea, o darle una palmada en el hombro a quien tiene un cáncer para que no lo tenga.

El vacío a nivel federal y estatal es tan grande, que representa un nicho de oportunidad en la esfera municipal, aunque en este nivel de gobierno sea muy poco lo que se pueda hacer. Una incapacidad por depresión o ansiedad por el Seguro Social o el ISSSTE, es tan difícil de conseguir como un especialista en el tema para que atienda una urgencia. A nivel estatal es muy poco o casi nada lo que se hace por ejemplo en el Hospital General o en las Secretaría de Salud para diagnosticar y atender a estos pacientes.

En su novela "Nada se opone a la noche", la escritora francesa Delphine de Vigane, haciendo un ejercicio literario personalísimo y autobiográfico, reconstruye tras el suicidio de su madre, en un texto bello, doloroso, intenso, ese camino que tienen que transitar quienes padecen un trastorno bipolar, la novela, que es un acto de amor, un homenaje, un llamado de atención para quienes siguen pensando que la depresión es una elección y no una enfermedad que golpea a los amigos, familiares, parejas, a uno mismo.

¿Cuántas campañas de prevención hacen las autoridades en materia de salud mental? El tema se ha invisibilizado tanto que por eso nos parece menor, aunque vivamos tiempos en los que los trastornos mentales sean más comunes que muchos tipos de cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud, en México al menos el 21 por ciento de la población padece algún tipo de enfermedad mental, y lo grave es que los datos después de la pandemia aún no se cuantifican, algunos especialistas temen que se haya duplicado la cifra.

Precisamente el documento Informe OMS sobre la salud mental en México, señala como uno de los principales retos la elaboración de políticas públicas que puedan elaborar y desarrollar los cambios que se necesitan para tratar estas enfermedades. Porque a decir de la organización, la salud mental es el reflejo en el cual observamos cómo tratamos la salud de las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Habrá que darle seguimiento a ese aplaudido anuncio del mandatario.

@uyohan

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Escrito en: editorial Yohan Uribe editoriales

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