El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe está ubicado en la cima del cerrito que distingue desde lejana distancia a esta comunidad, integrada por unos mil 200 habitantes.
A la memoria de mi jefe de Redacción Ángel Esparza Ramírez (qepd).
La nostalgia del recuerdo de los años pasados, invade el pensamiento de los habitantes adultos y adultos mayores principalmente, del ejido Guadalupe; aquellos años de sana convivencia, sobre todo en días festivos, son en la actualidad, momentos de incertidumbre y temor por el riesgo latente del surgimiento de violencia con consecuencias fatales, como ocurrió el pasado 13 de febrero en que un joven fue asesinado.
El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en la cima del cerrito que distingue desde lejana distancia a esta comunidad, integrada por unos mil 200 habitantes, ha sido testigo de la descomposición social, consecuencia de las diferencias en las preferencias políticas, el consumo de droga y alcohol, impunidad, pero principalmente la ausencia de la autoridad.
A finales de noviembre, El Siglo de Torreón hizo pública la súplica de algunos habitantes de Guadalupe, que pedían la intervención real de la autoridad, a fin de evitar una tragedia, sin lograr el eco deseado. El pasado 13 de febrero, un joven perdió la vida, luego de que un sujeto le disparó con un arma de fuego en riña registrada en la cancha de futbol
El occiso fue identificado como Oscar Torres, de 28 años, con domicilio en el ejido La Luz y según testigos fue un muchacho de nombre Luis Alfonso, conocido como "El Camala", quien terminó con su vida.
Por otra parte, nadie en la comunidad de Guadalupe, puede olvidar aquel domingo previo al 12 de diciembre, cuando se festeja a este rancho, en que durante el día, integrantes de dos familias, una más numerosa y por consecuencia con más ventaja, se liaron a golpes en cuatro ocasiones, con cuchillos, piedras y machetes.
Los habitantes del ejido fueron despertados esa mañana dominical, por las ofensas que se lanzaban a gritos las dos familias rivales, que poco antes de las once de la mañana tuvieron el primer enfrentamiento, sin embargo al paso de las horas, y ya con el uso de objetos contundentes y punzocortantes, se volvieron a dar.
Un señor padre de familia, pese a la desventaja en que se encontraba, salió en defensa de los suyos y fue brutalmente agredido por los contrarios, que lo atacaron con un machete, siendo llevado a la clínica 16 del IMSS en Torreón, donde le dijeron que debía ser intervenido quirúrgicamente, pero que no había el material necesario.
Así, su esposa permaneció afuera de la clínica por más de 15 días, esperando la operación de su esposo.
ESTADO DE LEYES, NO DE DERECHO
Durante los primeros días de octubre 2022, dos familias decidieron ampliar sus viviendas invadiendo la vía pública. Vecinos afectados pidieron la intervención directa del entonces presidente Horacio Piña y aunque éste nunca los recibió, en el ejido se presentaron trabajadores con maquinaria para derribar las bardas levantadas sobre el camino público.
Cuando estaban a punto de culminar su encomienda, quien encabezaba las labores recibió una llamada por celular y ordenó la cancelación del trabajo, sin dar explicaciones a los afectados.
Trascendió entre los habitantes de Guadalupe, que la relación de una de las familias con un político muy importante pesó más que el discurso político, en el sentido de que nadie debe estar por encima de la ley y aún más, por encima del Estado de Derecho.
Matamoros hoy es gobernado por Miguel Ángel Ramírez "El Charro", al que muchos habitantes del ejido Guadalupe consideran amigo y en quien confían regrese la anhelada atención a esta comunidad, pero hasta el momento, nada ha ocurrido.
En Guadalupe, las bardas invaden la vía pública, prevalece el consumo de alcohol y droga, muchas familias han sido secuestradas por la tristeza, está latente el resurgimiento de la violencia, y lamentablemente sigue ausente la mano amiga de los gobernantes… Guadalupe llora recordando el tiempo pasado.
