Llegaron los primeros automóviles, pero ¿cuánto crees que cuestan? ¡Doce mil pesos! A ese precio, ¿quién va a poder comprar uno? Me platicaba mi papá que esos eran los comentarios que se hacían allá por el año de 1947 después de que había terminado la guerra y empezaban a llegar los primeros autos fabricados en Estados Unidos.
Entonces resulta que todo es muy relativo. En aquel tiempo pagar doce mil pesos o más por un auto nuevo era un inmenso derroche. Luego, si comparabas el auto, pues tenías que pensar en el costo de la gasolina que estaba por los cielos. Había que pagar a 20 centavos el litro de Mexolina que era la más barata, porque la Pemex Sol, que era la de mayor octanaje, aunque no supieras lo que era eso, la pagabas a 25 centavos el litro y hasta le dabas "un diez blanco" al despachador, de propina. Así estaba la cosa entonces.
Si querías ir al cine a ver una súper producción como Lo que el viento se llevó tenías que pagar a 50 centavos por el boleto. También con esa fabulosa cantidad podías ir a ver Soy un Prófugo, la nueva película de Cantinflas en la que también actuaba Emilia Guiú. Por cierto que Lo que el viento se llevó no era recomendable que la vieron niños ni adolescentes porque -¡imagínese! - era la primera película en la que se decían palabrotas como "infierno" o "maldita sea".
Gran escándalo causó la noticia de que a un simple jugador de pelota se le pagarían… ¡agárrate! 50,000 dólares al año. Imagínate, a un muchacho nada más porque sabe pegarle a la pelotita le van a pagar esa fortuna; al rato cualquiera de estos chamacos que mal saben escribir su nombre va a ganar más que el presidente de la República. ¿Y ahora cuanto les pagan?
Yo creo que voy a tener que dejar de fumar porque acaban de anunciar que ahora la cajetilla de los cigarros que yo fumo, a partir del día primero, va a costar 75 centavos. Por lo visto los señores de las compañías cigarreras no tienen llenadera. ¿Para qué quieren tanto dinero? Ni gastando 50 pesos diarios se lo van a acabar. Se quieren morir de viejos nadando en dinero en lugar de donarlo, por ejemplo, a un hospital. Eso se decía antes… ¿y ahora?
Pues sí, la verdad es que enfermarse es el peor negocio del mundo. Actualmente el hospital más modesto te quiere cobrar hasta 15 pesos diarios, más que en cualquier hotel de lujo.
Así es. El domingo saqué a pasear a la familia y terminamos comiendo en un restaurante, ¡y me gasté 12 pesos! ¡Qué barbaridad! ¡De veras que hasta dónde hemos llegado!
Aquí la moraleja es que las cantidades son relativas. Ahora, nos seguimos quejando de que todo está carísimo y preguntándonos: ¿cómo le vamos a hacer para pagarlo? pero las cifras de lo que gastamos tienen muchos más ceros que las de aquellos años.
Así fue, así es y así será. Es mejor no preocuparnos tanto por ello porque de cualquier manera lo único que tenemos gratis es la vida… y la muerte. ¡Y ni cómo hacerle!
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.
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ME PREGUNTA: Héctor Gutiérrez: ¿Existe la palabra expander?
LE RESPONDO: No. La palabra correcta es expandir.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: La tranquilidad es una cosa buena. Lo malo es que es de la misma familia que el aburrimiento.