Una noria es, pues eso, una noria…un pozo que se usaba para sacar agua. Recuerdo la casa de mis abuelos, que ya había quedado dentro del área urbana pero seguía siendo la clásica casa de rancho, con patio y traspatio, con el patio rodeado de unos arcos muy coloniales y lleno de árboles frutales… y en medio de todo aquello, una noria.
La noria estaba clausurada habiendo sido derrotada por los servicios de agua y drenaje que mandaban el agua entubada y luego mandaban un recibo que debía pagarse mensualmente según lo que marcara un medidor instalado al efecto.
Pues la noria, clausurada y debidamente cubierta con una tapa de madera, me causaba una impresión algo misteriosa. Por entre las rendijas de la tapa podía yo ver aquel inmenso pozo y me preguntaba quien diablos había tenido el valor de lanzarse a hacer un pozo tan redondito y tan profundo.
Allá, muchos metros abajo veíamos cuando estábamos pequeños el espejo del agua y a pesar de que estaba prohibido, tirábamos una piedrita que se tardaba mucho en llegar al fondo y luego nos llegaba el reverberante sonido al caer la piedrita en el líquido.
Muchos años después recordaba yo aquella noria, cuando escuchaba al cantante español Camilo Sesto que decía en una canción: estoy harto de rodar como una noria.
La frase me causaba mucha curiosidad porque yo estaba seguro de que las norias no ruedan. Es un pozo que se queda quietecito ahí para siempre. Esa curiosidad agitó mis neuronas investigadoras y buscando en el diccionario me encontré con una definición que no esperaba.
Resulta que la noria no es el pozo sino el mecanismo que en su versión más primitiva era un tronco colocado sobre dos soportes y al cual se le adapta una manivela. Dándole vueltas a esa manivela se enrolla o desenrolla una cuerda que es la que sostiene el recipiente, muy probablemente una cubeta que es la que va a contener el agua.
Desenrollando la cuerda la cubeta desciende, entra al agua y al volverla enrollar — a la cuerda, ni modo que al agua— hace subir la cubeta con el preciado líquido.
Joan Corominas en su diccionario etimológico relaciona el origen de la palabra noria con el verbo gruñir, seguramente por el gruñido o rechinido del mecanismo al operarse. Y en el diccionario de la Real Academia Española, encontramos a la noria como una máquina compuesta de dos grandes ruedas engranadas que sube el agua de los pozos.
Así que la noria gira y seguirá girando, mientras se sigan usando.
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.
donjuanrecaredo@gmail.com
Twitter: @donjuanrecaredo
ME PREGUNTA Alberto Suárez: ¿Es correcto llamar plasma a un televisor plano?
LE RESPODNO: No, porque los televisores actuales, en su mayoría, no utilizan la tecnología de plasma.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: La muerte sólo es importante en cuanto nos hace pensar en la vida.