La guerra ruso-ucraniana ha sido agenda internacional desde el 24 de febrero, cuando Moscú anunció una "operación militar especial" para la liberación del Donbás del control de Kiev.
Mucho se ha informado sobre los costos que ha tenido la mayor invasión por tierra y mar a una nación soberana en Europa desde la Segunda Guerra Mundial: los muertos, que se calculan en cientos de miles, tanto militares como civiles; los refugiados, que superan los 5.1 millones, de acuerdo a Naciones Unidas; al igual que los desplazados, cifra que rebasa los siete millones.
Sin embargo, en un conflicto de tales dimensiones, y con la globalización, La Laguna no ha quedado exenta de las repercusiones al otro lado del Atlántico.
Hace días, nuestro colaborador Jorge Álvarez Fuentes, embajador en retiro, ofreció en esta casa editora su perspectiva sobre los alcances geopolíticos de las acciones bélicas.
Para la Comarca Lagunera, los golpes son económicos. Nuestra región, tradicionalmente agrícola y ganadera, no cuenta con la solvencia para una autosuficiencia, principalmente en el maíz forrajero, que, junto con el algodón y el melón, forma parte de los principales cultivos que se dan en esta región.
Al ser considerado uno de los alimentos usados de forma preferencial para los ganaderos, su costo por tonelada se encuentra en un aproximado de mil 500, muy por encima de los registrados en el Sistema de Información Agropecuario y Pesquero, el cual es de 674.60 pesos por tonelada.
Sin embargo, esto es solo un eslabón de toda una cadena de efectos colaterales, pues si sube uno, suben otros, y es el caso de productos que han comenzado a escasear debido a los bloqueos comerciales que han sufrido estas dos naciones europeas, una por sanciones y la otra porque las tropas enemigas impiden el libre tránsito de productos, principalmente granos y energéticos.
Las presiones inflacionarias también impactan en el costo de producción agrícola y ganadera y, por consecuencia, en el bolsillo de los laguneros.
La Zona Metropolitana de La Laguna ha venido resintiendo desde febrero impactos que nos recuerdan que en pleno siglo XXI cada acción en cualquier parte del globo tiene sus consecuencias.
Actualmente los energéticos son otro sector de suma relevancia para los laguneros; si bien Rusia no figura como un socio comercial estratégico en esta rama para México, sí lo es Estados Unidos, y nuestro vecino del norte se comprometió con la Unión Europea a suministrarle un 70 por ciento del gas que requiera ante el cierre de ductos desde Rusia.
Ese porcentaje dista bastante de lo que realmente requiere Europa para evitar una crisis; sin embargo, ¿qué tanto puede vender Estados Unidos a sus aliados del bloque comunitario sin verse afectado internamente?
Si Estados Unidos no puede suministrar esa cantidad u otra, sin complicar su propia seguridad de energéticos, México también deberá tener un plan B para esta segunda crisis, que no se encuentra lejos de iniciar. Recordemos los efectos de las heladas de 2021 en Texas, el mayor proveedor de energía a la Unión Americana, y sus secuelas en el norte mexicano y La Laguna.
