DIME CÓMO ES EL CIELO, TERRY, AMADO PERRO MÍO.
Te lo pregunto porque seguramente estás ahí. Si no estás tú en el Cielo entonces tampoco están los ángeles ni Dios.
¿Hay buenos vinos en el Cielo, Terry, y viandas buenas? ¿Hay música y canciones? ¿Hay libros de Dickens y Balzac, de Borges y Alice Munro? ¿Hay películas de Elizabeth Taylor, Sofia Loren y Marilyn Monroe? ¿Hay ajedrez? Y lo más importante: ¿hay en el Cielo amores como los que hay acá en la Tierra?
No me digas que no hay allá nada de eso, porque entonces pensaré que no estás en el Cielo, y eso es imposible. Tuviste la bondad de San Francisco, la paciencia del santo Job, la sabiduría de Tomás de Aquino y el infinito amor del Padre. Con ellos has de estar entonces, pues si no eso querrá decir que algo en el Cielo no funciona bien.
Dime cómo es el Cielo, Terry. Pero aunque no me lo digas, cuando te vea sabré que estoy ahí.
¡Hasta mañana...!