Conforme se acerca a la que antes se llamaba vejez y ahora se llama tercera edad, Malbéne, el maestro lovaniense, parece gustar más de la polémica. No sólo ha dicho que el Purgatorio es la mayor fuente de ingresos que en la historia del comercio se ha inventado: también afirma que inspirar a los humanos el miedo a la muerte es uno de los principales objetivos de los clérigos, que luego pueden vender más fácilmente la esperanza de la salvación.
"He observado -afirma el controvertido teólogo en su más reciente artículo para la revista Lumen- que en general los ateos enfrentan el trance de la muerte con más serenidad que muchos creyentes. Aquéllos piensan que van a un sueño sin final; éstos temen comparecer ante un juez que lo mismo puede darles un eterno premio que condenarlos a un castigo que durará toda la eternidad".
Yo no soy particularmente devoto de Malbéne. Gusto más de Guardini, Maritain o Garrigou-Lagrange. Aun así confieso que me perturban sus disquisiciones. Con inquietud reseño siempre sus artículos. Y él se alegra. Dice: "Mi misión es inquietar".
¡Hasta mañana!...