Jean Cusset, ateo siempre con excepción de la vez que oyó a Mahalia Jackson cantar Amazing Grace, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:
-La parábola del hijo pródigo es, a mi juicio, la más bella de todas las que Cristo relató. Nos habla de la infinita misericordia de un padre que acoge con abiertos brazos al hijo que se alejó de él. De eso mismo habla aquel hermoso himno cristiano, escrito por alguien que se había apartado de la buena senda y pudo volver a ella por virtud de la gracia de la fe. La parábola de Jesús me llena de esperanza: si un padre humano perdonó así, ¿acaso su capacidad de perdonar será mayor que la de un padre divino? Si Dios es amor ¿condenará a sus hijos a un castigo eterno?
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas como siempre.
¡Hasta mañana!...
