Hay quienes dicen que es un buque fantasma, pero no. Es solamente un barco a la deriva.
Ni el capitán ni sus hombres saben a dónde va. Su rumbo lo determinan el viento y las corrientes marinas. Si lo acercan a tierra, una extraña fuerza lleva otra vez el navío a alta mar, y empieza otra vez su espectral navegación sin brújula, sin destino.
De vez en cuando el barco se cruza con otro. Los que van en éste alcanzan a ver a los tripulantes de la extraña nave. Todos tienen la tez blanca, como de yeso, y todos miran al vacío. Parecen querer regresar a él.
En los puertos se dice que el buque no es fantasma, pero su tripulación sí. Desde el capitán hasta el grumete todos son espectros.
El mar está lleno de misterios. Por eso no me asombra esto del barco que no es fantasma pero su marinería sí. Misterios mayores se han visto en ese gran misterio que es el mar.
¡Hasta mañana!...