ME DICEN QUE TENGO UNA BUENA MEMORIA.
En todo caso tengo nomás una buena a cambio de muchas malas que me visitan cuando menos las espero.
Tomen ustedes como ejemplo ésta. La tienda de mi barrio de niño se llamaba "La Libertad", pues su dueño era jacobino, librepensador. Vivía con su hermana en la trastienda. Las vecinas mencionaban que entre ellos había una relación que no se podía mencionar. Por eso, y por el sospechoso nombre de la tienda, ninguna compraba en "La Libertad". Todas caminaban dos esquinas más para comprarle a doña Lita, que era terciaria franciscana e iba todas las noches a la Hora Santa.
Una mañana "La Libertad" no abre. Cerrada permanece todo el día, y el siguiente, y uno más. Alguien llama a la policía. Los gendarmes tumban la puerta a empellones y encuentran muertos al hombre de la tienda y a su hermana. Después se sabe que los dos tomaron veneno para ratas.
Mi barrio de niño era muy tranquilo. No sé entonces por qué sus fantasmas vienen a intranquilizarme.
¡Hasta mañana!...