OLVIDADO.
Lleno de polvo.
Abandonado.
Resto de un tiempo ido ya para siempre, cuando tuvo el fulgor de una estrella y el brillo de una esperanza que se miraba cerca.
Ahora tiene el color opaco de la ausencia.
Lo vi, y me dio pena verlo.
Más aún: sentí vergüenza cuando lo miré.
Era un sueño que tuve en la juventud y que no seguí por ir en busca de realidades.
¿Nos perdonan los sueños que dejamos?
Espero que éste me haya dado su perdón.
Si no lo ha hecho le diré que ya tuve mi castigo: me he olvidado de soñar.
¡Hasta mañana!...