Llegó sin anunciarse y dijo:
-Soy el número uno. Valgo más que todos.
Se le enfrentó el número 11:
-Yo tengo dos números uno. Valgo entonces el doble que tú,
Y el 111:
-Yo tengo tres números uno. Entonces valgo el triple.
En seguida llegaron el 1111, el 11111, el 111111, el 1111111, el 11111111, y así hasta el infinito.
El número uno se dio cuenta entonces de que no era el número uno.
Era solamente un número uno.
¡Hasta mañana!...