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Ser un jugador plurifuncional tiene muchos beneficios tanto para el equipo como para el propio pelotero, ya que sus cualidades le permiten cubrir las necesidades que tenga el club, aunque esto no garantiza que la oportunidad de jugar todos los días esté presente.
Desde su debut en la Liga Mexicana del Pacífico en 2019 con Charros de Jalisco, Missael Rivera ha demostrado que tiene la capacidad para jugar en segunda base, shortstop o la antesala, pero delante de él han estado caballos como Manny Rodríguez, Amadeo Zazueta y Agustín Murillo, por lo que ser titular con los albiazules para “Missa” ha sido complejo. Aún así, en 2021 el guasavense tuvo la posibilidad de, prácticamente, iniciar jugando en las paradas cortas tras una fractura que sufrió el “Minino” en el segundo juego de la Serie Inaugural contra Monterrey.
“Estuve jugando diario el primer mes, esperé la oportunidad y desafortunadamente llegó por la lesión de un compañero, pero tomé la chance, jugué un mes y creo que lo hice muy bien, sin embargo, me movió que dejé de jugar (porque regresó Amadeo Zazueta de la lesión), quizás me salí del enfoque que tenía, pero mi coach Luis Borges trabajó conmigo en cuanto a mecánica, bateo, en lo mental y lo asimilé, aporté a Charros lo que pude desde el lugar en el que estuviera”, comentó el bateador zurdo.
Ya en la postemporada, con un rol distinto pero no desconocido, pues Rivera Loredo solía tomar turnos como bateador emergente, Missael se encontró con una nueva oportunidad de jugar desde el arranque, fue en el juego 6 de las semifinales contra Sultanes, esa noche pasaron cosas “muy extrañas” en el campo, así descritas por el propio infielder de Charros.
“Fue uno de los juegos más extraños que he tenido en mi carrera (cometió 3 errores durante el encuentro), no sé cómo fallé, eran jugadas de rutina y la verdad, hay que decirlo, eran muy fáciles”, confesó.