Hijo de un violinista de tabernas, Jakob nace en Colonia en 1819. Era una familia judía con muchas carencias y problemas económicos. Desde muy joven aprende a tocar el cello y el violín y con dos de sus hermanos empiezan a ganarse la vida tocando en posadas. Viendo las dotes musicales de su hijo, su padre lo lleva a París donde logra ingresar al Conservatorio a la edad de 14 años, convirtiéndose en alumno de Luigi Cherubini. Cambiando su nombre Jakob por Jaques, el joven es ahora un pequeño virtuoso del cello, haciéndose famoso en los salones más importantes de París.
En 1844 se casa con la española Hermine d’Alcain, teniéndose para ello, que convertirse al catolicismo. Offenbach no era muy disciplinado lo que le causó salir de la escuela, sin embargo, su talento lo llevó a convertirse en el violoncelista principal de la Opéra Comique y director de la Comédie Francaise en 1847, gracias a sus composiciones creativas y divertidas. Años más tarde, Offenbach establece su propio teatro, el “Bouffes-Parisiens“.Ahí fue donde logró grandes éxitos con sus más de 100 opéras bouffes y operetas.
Se decía que la música de Offenbach era tan ligera como el champagne y además incluía interludios de baile. En 1860 obtiene no solo la ciudadanía,sino también la admiración y el reconocimiento de Francia coronado con el rango de Caballero de la Legión de Honor. Offenbach sería el autor de grandes obras escénicas musicales breves muy creativas, con textos humorísticos y melodías pegajosas.
De entre sus éxitos destacan sin duda, “Los Cuentos de Hoffman“ y “Orfeo en los infiernos” con el popular “Can-can”. Orphée aux enfers -Orfeo en los Infiernos-, es una jocosa parodia, una sátira mitológica, donde literalmente Offenbach se mofa del mito de Orfeo y Eurídice, haciendo lo propio de paso, con el Orfeo y Eurídice de Gluck. Pero no sólo se mofa de Glück, sino que se da el permiso y la irreverencia deplasmar simpáticas incongruencias con los mismísimos Dioses del Olimpo. Ridiculiza a Zeus, Afrodita, Eros, Ares, Hades, Hermes, Afrodita y claro está, también a Dioniso.
Éste desenfreno culminaría al final del segundo acto con una de las obras más conocidas del repertorio musical: Todos los dioses deberán bailar el irreverente Can-can. El Can-can era un tipo de danza que nació hacia 1830. Apareció por primera vez en salones de baile de dudosa reputación en el barrio de Montparnasse en París. El Cancán es una variación intensa, rápida y muy alegre de la galopa. En sus orígenes era bailado por parejas realizando patadas altas, haciendo gestos y levantando las entrepiernas y los brazos. Con el tiempo va evolucionando hasta llegar a los principales movimientos: la patada alta llamada battement. El rond de jambe, que es un movimiento rotativo de la pantorrilla con la rodilla levantada y la falda sostenida en lo alto.
El port d’armes, esto es girar sobre una pierna sosteniendo y la otra por el tobillo a lo alto. El bailarín y acróbata Charles Mazurier, incorporó el Grand Écart, que es la apertura de piernas con las rodillas estiradas, llevando los pies por el suelo al máximo posible hasta tocar el piso con los muslos. Éste baile fue conocido también con el nombre de Chaut. No es de sorprender que ambas palabras francesas,Cancán y chaut , signifiquen: Escándalo, ruido o alboroto. Con el tiempo los hombres fueron desapareciendo, siendo sustituidos básicamente por cortesanas de baja o mediana categoría.
Sin embargo, ya para finales del siglo XIX, las bailarinas eran ya reconocidas y muy bien remuneradas, haciendo del Moulin Rouge, la Meca del Cancán. Ya en pleno siglo XX, el Can-cán alcanzó un desarrollo técnico cuasi acrobático en buena medida gracias al coreógrafo Pierre Sandrini. Ah, pero a todo lo anterior falta un ingrediente fundamental: Gritos, chiflidos y aplausos y entre más alboroto hagamos, pues mucho mejor.
