Antes de hablar de él, menester es dejar claro que éste compositor no tiene ninguna relación con Johann Strausspadre e hijo, a la sazón, losmás grandes exponentes del vals. Aclarado este punto mencionaré que Richard Strauss nace en 1864 en el seno de una familia bávara acomodada. Fue el hijo de un cornista de la orquesta de la ópera de Múnich muy conservador y muy renuente a las últimas propuestas musicales, es decir, la música de Wagner y Liszt. Así que desde las primeras lecciones de piano, violín y composición trató de llevar a su hijo por “el camino correcto”, de las grandes tradiciones clásicas de Mozart o Brahms. Sin embargo, a los 16 años, el joven, y al fin adolescente Richard Strauss sorprende y horroriza a su padre con composiciones que emulaban la expresividad wagneriana del momento.
Más tarde, hacia 1882 su mente inquieta lo lleva a ingresar a la Universidad donde estudiará Filosofía, Historia de la Civilización y Literatura. En ese momento Richard Strauss era conocido por sus brillantes presentaciones como pianista y violinista y sobre todo como compositor de sinfonías, sonatas y conciertos. A los 20 años no sólo recibe la noticia de que su Serenata para Instrumentos de viento sería interpretada por la orquesta de Meiningen, sino que además Strauss tuvo que dirigirla sin ensayo ni preparación alguna, dejando claro que tenía grandes dotes como director de orquesta. Ésta condición lo llevó a dirigir la ópera Hänsel y Gretel de Engelbert Humperdinck.
Resultó que una de las solistas era interpretado por la fabulosa soprano Pauline de Ahna. Tal fue su impresión que Strauss inmediatamente le pidió actuar como solista en su siguiente ópera: Guntram. Los ensayos fueron un desastre y una verdadera batalla campal por los berrinches y necedades de la prima dona. Para sorpresa de todos, Johann Strauss viendo su actitud, dijo: “Ésta mujer es para mí”…, y terminaron casándose en 1894. Pauline tenía un sentido compulsivo de la limpieza. Strauss debía limpiar sus zapatos antes de entrar a casa, y lo peor es que obligaba a sus invitados a hacer los mismo con un trapo húmedo. Tuvieron un hijo llamado Franz a quien también lo educó compulsivamente bajo el principio de la limpieza. Tal era el ambiente en el hogar que en 1897 escribe su Sinfonía Doméstica describiendo la cotidianeidad a través de momentos comunes y corrientes de su familia. Esto me hace pensar si yo pudiera hacer una sinfonía describiendo mi familia, ¿cómo sonaría?, o..., ¿Cómo sonaría tu familia?
Bueno, regresando a Strauss, en 1805 escribe la ópera Salomé basada en la obra homónima de Oscar Wilde, llamando especialmente la atención su seductora “Danza de los 7 Velos”. Era tan atrevida que fue condenada y prohibida en prácticamente todo el mundo. Sin embargo y a pesar de tantas críticas, Strauss siguió componiendo, dando luz a sus óperas Elektra, el Caballero de la Rosa y Ariadna en Naxos.
En 1924 su esposa encontró una carta sospechosa de una mujer quedando con su esposo. Sin titubear inició los trámites de divorcio. Strauss, ajeno a todo esto estaba desconcertado, pero al mismo tiempo muerto de risa, pues resulta que la carta iba dirigida a un tal Stransky. Todo hubiera quedado ahí en la intimidad de la pareja, pero Strauss lo inmortalizó en una ópera donde el director se divorcia por tonterías. Obviamente a Pauline no le hizo gracia.
Strauss convivió muy de cerca con el régimen Nazi. Fue el director de la Orquesta de Cámara del III Reich entre 1933 y 1935. En 1933 Toscanini, en protesta al régimen Nazi, abandona la orquesta de Bayreuth, puesto que ocuparía Strauss. Strauss no compartía la filosofía Nazi. En algún momento llegó a afirmar: “¡No creo que la belleza de la Música de Mozart se deba a su condición de Ario! Yo sólo conozco a 2 tipos de personas: las que tienen talento y las que no lo tienen”. Éstas ideas fueron interceptadas por la Gestapo e inmediatamente fue expulsado del partido.
La historia lo recuerda como un ser ingenuo al que nunca le interesó la política. Su música es muy original y emotiva, montada en una profunda estructura armónica pero expresada a través de una riqueza melódica exquisita. En un Suspiro.