Cultura Cultura columnas editorial

columnas

Música en un suspiro

Adalbert Gyrowetz

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA.-

Fue un compositor bohemio que nació cuando el niño Mozart ya llamaba la atención en las Cortes europeas a sus apenas 7 años de edad. Podemos mencionar que murió en el momento en el que Wagner estrenaba su ópera Lohengrin en 1850. Ello quiere decir que cubrió un amplio espectro de compositores del período clásico y romántico.

Ahora bien, si el hecho de ser contemporáneo de estos grandes creadores es de llamar la atención, el poder decir que convivió y se hizo amigo de ellos es algo ya sumamente envidiable. Habiendo nacido en Budweis, Gyrowetz iba y venía a Viena donde logró tener el apoyo y guía de Mozart, trabando amistad con Dittersdorf y Albrechtsberger. Sus habilidades de hombre de negocios lo convirtieron en el promotor de Haydn y fue capaz de tejer una compleja red de relaciones entre compositores y entre miembros de la nobleza de Nápoles, Roma, París y Londres. Como era de esperarse, Gyrowetz era un hombre sumamente culto y capaz hablar de forma fluida alemán, checo, italiano, francés e inglés, sin menos cabo de su sencillez, modestia y don de gentes.  Era tan cercano a este círculo que fue uno de los que tuvo el honor de cargar el féretro de Beethoven. Fue gran amigo de Chopin y orador principal en la famosa celebración del cincuentenario de la muerte de Mozart en Viena. Adalbert Gyrowetz era en verdad una institución en el terreno de la música en la segundad mitad del siglo XVIII y primera mitad del XIX.

Curiosamente, todo lo dicho hasta aquí, pudiera hacernos pensar que se trata de un empresario o agente representante artístico, sin embargo, Gyrowetz fue además un gran compositor.

Escribió 40 sinfonías, 50 cuartetos de cuerda, 30 óperas, 40 ballets, y 19 misas. El mismo Mozart dirigió una de sus sinfonías en Viena y el niño Chopin de 9 años hizo su debut tocando uno de sus conciertos para piano en Varsovia. Llegó a convertirse en el Kapellmeister del Teatro de la Corte de Viena desde 1804 hasta 1831, cuya principal tarea era la de componer una ópera y un ballet por año.

Gyrowetz fue capaz de promocionar y de preparar el terreno a muchos compositores, sin embargo y por alguna razón, nunca pudo hacerlo con sus propias creaciones. De hecho, en su tiempo, la mayor parte de sus obras permanecieron desconocidas. Una hipótesis que pudiera explicar ello, es que simplemente logró asimilar el estilo y modelo de los grandes para confeccionar su música. Tal era el caso, por ejemplo, de su sinfonía en Fa mayor encomendada por el conde Franz von Fünfkirchen que, cuando llegó a manos de editores ingleses, la publicaron inmediatamente bajo la autoría de Haydn. Escuchar a Gyrowetz es casi escuchar una sinfonía de Mozart o Haydn o un cuarteto de Beethoven. 

Esto no quiere decir que haya copiado las obras, sino que simplemente logró asimilar la forma y técnica compositiva de su época, pero sin aportar algún elemento distintivo o personal. Por ello quizá lo castigó la historia. Para 1846, Gyrowetz aún usaba su peluca dieciochesca, en el más anticuado de los gustos de la moda. Aunque sobrevivió a Mozart, Beethoven, Schubert, Chopin, y Mendelssohn, Gyrowetz fue testigo de cómo su música fue olvidándose poco a poco, al grado de escribir en su autobiografía: "Qué sentimiento tan peculiar es permanecer vivo y, sin embargo, darse cuenta de que uno ya está muerto espiritualmente" … en un suspiro.

Leer más de Cultura

Escrito en: Música en un suspiro

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Cultura

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2080499

elsiglo.mx