Permítame compartirle ideas y fundamentos que nos ayudan a comprender lo sucedido el pasado junio del 2022, en las elecciones de seis estados mexicanos. Todas nos dejaron grandes lecciones; entre ellas, conocer el impacto de las palabras en el votante y como logran reforzar su influencia con prebendas que dieron el triunfo como resultado. Sin duda, son profundas heridas a la democracia.
George Orwell, -1903-1950- cuyo verdadero nombre era Eric Arthur Blair, escritor, periodista y ensayista, escribió textos y novelas en que detallaba su lucha contra el abuso de poder; para nosotros, un ejemplo válido es "Rebelión en la Granja", que hace una parodia sobre el arribo al poder de la Rusia Leninista y como los revolucionarios fueron desplazando la igualdad y la libertad que pregonaron los cerdos -animales centrales en la historia- y que me hizo compararla con nuestra realidad.
Orwell, decía que el lenguaje denominado "neuro lengua" habría que saber aplicarlo a las masas, siendo altamente efectivo para dominarlas, aprovechándose de sus profundos resentimientos.
Louis Althusser -1918-1990- filósofo marxista francés, hablaba de los "Aparatos Ideológicos del Estado", afirmando que la ideología era una relación normal con la sociedad y que estaba basada en las funciones del subconsciente y la imaginación: "las realidades de la lucha de clases representadas por ideas que son representadas por palabras".
Sentenciaba: "en la lucha política, ideológica y filosófica, las palabras son armas, explosivos, calmantes y venenos".
Durante los últimos tres años hemos estado orientados -programados subconscientemente- a pensar con el discurso político populista. Los expertos del poder insisten en hablarle al pueblo con palabras claras y sencillas, incluyendo mensajes de "justicia para el pueblo" y "primero los pobres"; de fondo, dejan sensaciones que despiertan sentimientos de resabio contra los supuestos abusadores neoliberales.
Aleccionan en los qué y cómo decir las cosas; los conocedores de la neurolingüística saben que el lenguaje no es "neutro" y tiene cargas de emoción y sentimiento que nos llevan a aceptar o rechazar mensajes.
Un buen ejemplo es Gerardo Fernández Noroña -Changoleón, según Lilly Téllez-. Él, repetidamente grita y ofende con manipuladora vulgaridad a sus opositores. En muchos, sus majaderías provocan el festejo, dejándoles sensaciones de "desquite" por el agravio económico/social, despertándoles sentimientos de rechazo y haciéndoles tomar decisiones viscerales, no racionales. Manipulados mentalmente.
Claro que la repetición del mensaje vulgar va debilitando la sensibilidad del receptor, aunque aún representen a la mayoría de los votantes.
El lenguaje es la herramienta más efectiva para manipular a las masas, que responden al estímulo utilizando como referencia su más profundo sentimiento de enojo.
Tememos reconocer nuestra realidad: solo un pequeño porcentaje de mexicanos tienen educación escolarizada más allá de la secundaria y ellos poco saben, ni les importa, la reflexión filosófica, sintiendo que con las dádivas recibidas "están mejor de cuando estaban peor", quedándose con la sensación de bienestar que les deja el "desquite" contra los "aspiracionistas". Así, orientan su voluntad en apoyo a la demagogia.
Por su parte, la oposición hace todo lo necesario para perder votantes; mientras los populistas hablan al pueblo en términos sencillos, ellos insisten en utilizar lenguajes técnicos con conceptos de mercadotecnia, macroeconomía, PIB, etc. Mensajes inentendibles para las mayorías bloqueadas intelectualmente. Anaya.
Los discursos mañaneros son mensajes dirigidos a las mayorías y los traslapes del orador se deben a su propia construcción mental, basada en el agravio y desequilibrio emocional. Seguramente sus asesores se desesperan, pero el pueblo acepta el engaño del ansiosamente esperado tlatoani.
Orwell escribió: "Una de las armas esenciales del totalitarismo, particularmente comunista, es la manipulación del lenguaje. El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdaderas y el asesino respetable, y hasta dar solidez al mero viento".
Joseph Schumpeter -1883-1950- economista y ministro de finanzas austriaco, afirmó: "Las masas no desarrollan ideas propias, sino que siguen aquellas ideas puestas de moda por los intelectuales y estos, en general, son hostiles al capitalismo porque van en su interés de organizarse para activar el resentimiento en contra de él".
Así, el discurso de la oposición no penetra en las mayorías, al no profundizar en la psique colectiva y, en contrario, responden a provocaciones perdiendo de vista que participan como comediantes secundarios del entretenimiento. Refuerzan la motivación populista.
Lo invito a comunicarnos comprendiendo a los "abusados psicológicamente"; a utilizar el vocabulario que penetra. Piense en la responsabilidad que tenemos, de cuidar a aquellos a quienes han enajenado imbuyéndoles, maliciosamente, "el dulce placer de la inconsciencia".
Pocos leen editoriales periodísticos, pero son influyentes de opinión y poseen habilidades intelectuales de orden superior que deben ser para servicio del bien común.
Ser participativo en la divulgación democrática es función de quienes más saben y mejor comprenden nuestra realidad.
Hablar con los enajenados es tediosa responsabilidad de ser conscientes del engaño que consolidan los populistas abusando del lenguaje. ¿Acepta?
ydarwich@ual.mx