Debido a que es un animal de manada, el perro al igual que su pariente el lobo ha desarrollado un sutil y sofisticado abanico de métodos de comunicación basados en el lenguaje corporal y los olores.
Muchas de estas acciones son fácilmente comprendidas por el ser humano, pero algunas como la marcación del territorio con la orina, a menudo son mal interpretadas.
La comprensión de la comunicación canina es la mejor forma de proporcionar compañía y cuidados eficaces a nuestro perro.
• Ansiedad por separación. Aullar, ladrar, moverse inquieto y destruir objetos son todos signos de estrés, provocados por la sensación de quedar abandonados.
• Perro sumiso. Para evitar confrontaciones agresivas, los perros tienen un ritual de comportamiento sumiso. Al tumbarse y levantar las patas, demuestran que el otro perro o el hombre, tienen más dominancia sobre éste.
• Perro dominante. Algunos perros, son por naturaleza más dominantes que otros, el levantar las orejas, mantener erguida la cola, mantener las patas tiesas listas para lanzarse hacia delante, son muestras de dominancia, que es más habitual en los machos y requiere un firme control por parte de sus dueños.
• Marcación mediante el olor. El olor de la orina colocada en posiciones estratégicas sirve de marcador frente a los demás perros, dando información acerca de quién y cuándo lo depositó.
• Juego y pelea. Los perros juegan peleando entre sí a lo largo de toda la vida, pero especialmente cuando son cachorros. Existe algo de teatralidad en este comportamiento, pero algunos se excitan demasiado, llegando a morder a sus compañeros de juego.
• Primer contacto. Con la experiencia, los perros adquieren un complejo lenguaje corporal que usan para evitar conflictos cuando se conocen.
• Invitación a jugar. Uno de los indicativos más atractivos del lenguaje corporal es la invitación al juego, el perro se agacha pecho a tierra flexionando sus miembros delanteros, como diciéndole ¿quieres jugar conmigo? Para invitar a otros perros o al hombre a perseguirle o revolcarse con él.
- Perro agresivo. No necesariamente tiene que gruñir o enseñar su dentadura para avisar que va a atacar, el dirigir sus orejas hacia atrás, el pelo del lomo erizado y su mirada fija sin el menor parpadeo, es signo inequívoco de agresión.
Con el tiempo de conocer a su mascota es tal la identificación, que todos los propietarios que realmente quieren y conviven con su perro, es muy común oírles decir; Doctor, "a mi perro solamente le falta hablar".
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