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Diálogo

Poliamor

YAMIL DARWICH

Si usted pensaba haberlo visto todo… espere: en Aguascalientes, ya se dio el caso de un matrimonio entre tres varones, con ceremonia civil, baile, pastel, brindis y besos; y es que las leyes no prevén ningún tipo de regulación o contención ante las actitudes atípicas de las minorías.

Permítame delimitar algunos conceptos de este Diálogo:

Todos tenemos derecho a ser libres, pero el principio legal dice: "mi derecho termina donde empieza el de los demás" y provocar exclamación social es ejemplo.

El desempeño sexual es otra evidencia del proceso de re-jerarquización de valores humanos y sociales en el mundo del siglo XXI, que muestra a personas inconformes con sus formas de vivir y aturdidos por la dependencia maliciosamente impuesta al poder económico, para hacernos sentir libres. ¡Trampa!

El rencor se acrecienta con el abuso de algunos, su enriquecimiento inmoral y las diferencias generadas con ese dinero mal habido, diferenciando la calidad de vida - salud, educación, vivienda, diversión- entre ricos y pobres.

Estimular los deseos inalcanzables genera infelicidad y con ella vienen respuestas agresivas contra "lo establecido" y los más ofendidos reaccionan radicalizados. Piénselo.

Es triste que el desarrollo tecnológico, dejando amplias oportunidades para vivir mejor, ha dividido a los humanos, generando un gran número de pobres y un reducido grupo de privilegiados; unos lo tienen todo y hasta les sobra, otros mueren de inanición. Injusticia inaceptable.

Interesante: tenerlo todo es carecer de estímulos para buscar nuevos horizontes en la vida y existen ejemplos de las distracciones que nos presentan, haciéndonos creer que lo superficial, fácil, vano y hasta dañino para la salud física y espiritual es lo conveniente.

Los distractores son el medio perfecto para engañar, logrando que se dé el consumismo, apoyado en el deseo irracional inducido con la mercadotecnia. Dejo para otro Diálogo el daño intencional a la familia.

Piense que hoy día la esclavitud existe, sofisticada, manipulada con apetitos orientados hacia lo sensual, atendida por humanos estimulados a gastar su vida, trabajo, tiempo y esfuerzo; condicionados a no pensar: perversamente engañados.

Así se entiende la búsqueda superficial de felicidad a través de prácticas sexuales profundas sin considerarlas parte fundamental de la salud; nos desorientan confundiéndonos sobre la sexualidad: ¡es un medio, no el fin!

En el pasado, los conservadores fueron sorprendidos con otros tipos de manifestaciones de identidad de género -clasificación social- y debieron asimilar que existen diversas alternativas, como: hombre/mujer -pareja tradicional-; hombre/hombre -homosexualidad masculina-; mujer/mujer -lesbianismo-; preferencia heterosexual y preferentemente homosexual -según predominancia del gusto-.

Transexuales, travestis, etc., son subclasificaciones propuestas en el posmodernismo.

Todos son gustos preferenciales, merecen el respeto de los demás y la reciprocidad es obligación.

Aprendimos/comprendimos/aceptamos que el divorcio es alternativa y el mexicano dejó de sorprenderse, sensibilizado en aceptar la separación por salud emocional de la pareja que dejó de retroalimentarse afectivamente -hasta agrediéndose-.

Vivir juntos, bajo contrato civil y/o religioso de matrimonio, o no, también cambió nuestras mentalidades. Debo escribir que conozco varios casos que se manifiestan con altos niveles de felicidad.

Dejo a su reflexión los aspectos positivos y negativos que representan, particularmente los legales, en casos de disolución.

Ahora, llegó a México el "Poliamor", diferente a "unión libre"; en el primero se comparte la vida en entorno hogareño, sin importar genética; el segundo, es entendimiento entre heterosexuales; también diferenciémoslo de la poligamia -swingers- relaciones entre varios con aceptación de los participantes.

Caso aparte: el sexting, sexualidad vía celular.

Esas variantes de relación sexual, se tornan más complejas cuando practican la poliandria -varios esposos-, poliginia -varias esposas- o monopoliamor -solo uno de la pareja es monógamo-.

Las nuevas formas de relación profunda grupal requieren de consenso y acuerdos, hasta la permisividad. Dejo a su criterio reflexionar sobre respeto y responsabilidad en la relación.

En el mundo que vivimos hasta el siglo anterior, los valores trascendentes, sociales y humanos sancionaron tales relaciones; incluya el adulterio y la unión libre.

Luego vino la aceptación como muestra de respeto a la libertad individual y hoy día, cuando se expandió la mentalidad abierta sobre lo que se hace y/o deja de hacer, deben ser aceptadas, siempre y cuando los practicantes respeten los términos de normas, reglas y leyes.

Las religiones han manifestado su desacuerdo y la contraofensiva de los grupos minoritarios está presente.

Es evidente que el humano está haciendo uso de su gran capacidad de adaptación conforme a las reglas biológicas, que son parte de las habilidades que nos han permitido sobrevivir y evolucionar.

Recordemos que el fiel de la balanza social está en constante movimiento, balanceándose entre lo considerado bueno y malo.

Actitudes, usos y costumbres siempre serán sancionados y, en todos los casos, se presenta la agitación moral -controversia de validez- conforme a usos y costumbres vigentes.

Nos tocó vivir una época de grandes cambios. ¿Nos adaptamos?

¿Qué opina?

ydarwich@al.mx

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