Terminó el mundial que acaparó la atención de buena parte del mundo; despertó pasión, ilusiones, hasta confrontaciones entre aficionados; sin embargo, pocos analizan su costo y el resultado: entretenimiento, negocio y abuso.
Desde luego que también cedí al embeleso y atento a la televisión disfruté de algunos partidos, especialmente los del equipo mexicano: dolorosos.
Me sorprendí con los expertos del fútbol; los vi/escuché/leí desde tiempo atrás como verdaderas veletas, moviéndose conforme conviene a los intereses de grupo, particularmente las televisoras
Con lenguaje limitado nos ilustraron advirtiéndonos que los mexicanos pudieran empatar con polacos, perder con argentinos y ganar a los árabes; conforme competían por acaparar audiencia se dividieron opiniones: muchos vaticinaron que los nuestros no avanzarían de la primera fase; los pocos auguraban resultados suficientes para pasar a la siguiente fase, aún en segundo lugar.
Finalmente, durante el tercer partido, cambiaron su postura narrativa empezando por admirar, reconocer y subrayar el gran juego de los mexicanos encabezados por el ´Tata´ y, ante la falla, retomaron la agresión, señalando culpables entre futbolistas y entrenador, fingiendo no saber el origen de nuestras deficiencias: el abuso de propietarios, televisoras y poco profesionalismo de los jugadores y técnicos. ¿Acaso no se cumplieron las expectativas que anunciaban meses antes? ´Veletas a conveniencia´.
Buena parte de los mundanos gustamos del fútbol; la mayoría utilizándolo como escape de la cotidianidad; otros, participando en el juego/negocio como empresarios, administradores, representantes, entrenadores o jugadores; unos cuantos manipulándolo como su gran herramienta lucrativa.
Las apuestas promovidas sobrepasan toda inmoralidad.
Tarjeta Roja, texto de Charles Duhigg, describe la corrupción de la FIFA -México no es excepción- y denuncia las ilegalidades de los participantes, sobresaliendo la CONCACAF.
Las acusaciones de corrupción de los organizadores del mundial de Qatar, han sido ampliamente difundidas, citando cifras millonarias en dólares/euros; la construcción de ocho estadios en tiempo record, representando una inversión de $6,000,000,000.00 de dólares; el cálculo de ganancias en $10,000,000,000.00. ¿Quién gana?
A la monarquía le sobra el dinero, pero... ´nadie está enojado con el propio´ y la FIFA tiene un apetito desenfrenado; ambos se manejan con el principio de ´negocio que no deja dejarlo´.
Qatar fue magnífica operación lucrativa.
Lo que no transparentaron fue el costo en vidas humanas durante el proceso; algunos hablan de cientos y/o miles de muertes, además de abusos laborales.
Un amigo, que tuvo la fortuna de asistir al mundial, compartió un correo describiendo lo que sus ojos y oídos constataron; lo comparto, resumiendo su texto y respetando su privacidad:
"La mayoría de los trabajos son de nacionalidad paquistaní, filipina, india, ya que qatarís son, si mucho, unos 300 mil. En cuatro años tuvieron que construir estadios, carreteras, metro y donde se requirió más mano de obra, edificios, malls, islas flotantes, etc."
"Por supuesto que muchas construcciones está solo el ´fachadazo´".
"La gente venía a trabajar; los enganchaban en sus países coyotes y en manadas o parvadas (perdón por la expresión) los traen y aquí viene lo bueno: les quitan su pasaporte y hasta que se terminen las obras se los devuelven o sea nunca. Su salario se supone que el coyote se los da su familia y ya me imagino que rebajada les dan".
"Esta gente viene con hambre, desnutridos, con problemas de todo tipo, sin familia y por lo intenso del trabajo en las condiciones climáticas de acá, más el tipo de comida que les ofrecen y los lugares para dormir, después de algunos meses se fastidian, se enferman física y mental y muchos mueren tanto por problemas físicos como mentales, ya que me platicaba un contratista qué hay muchos suicidios y eso no lo cuentan".
"Imagínense la cantidad de obreros que se requirieron y actualmente se requieren para edificar un país que solo tiene petróleo y mucho dinero para poder comprar a los mejores diseñadores de las mejores empresas de CONSTRUCCION".
"Me comentaba que uno los ve con overoles, casco, botas, y todo el equipo de seguridad, pero que las muertes en sí, de la CONSTRUCCION, comparadas con las otras, eran mínimas. Además, no poder beber; las leyes islámicas son muy severas tanto con el consumo de drogas, alcohol y trato con mujeres y relaciones entre sexo del mismo género".
Así como los esclavos construyeron las pirámides de Egipto, ahora, muchos siglos después, padecemos la nueva esclavitud en la que pocos están sometiendo a los muchos. Y la FIFA pretende ´lavarse las manos´.
Queda la experiencia, comparándola como se maneja al equipo "Santos", semillero de muchachos ilusionados en ganar dinero, administrados eficientemente por los pocos, aprovechándose del poder, ´comprando barato y vendiendo caro´, conforme convenga a sus intereses, aunque se desilusione al aguantador aficionado.
Claro que es un negocio, pero también requiere valores trascendentes y humanos para ganar lo justo y corresponderle moralmente al aficionado invirtiendo... ¿o no? ydarwich@ual.mx