No es coincidencia que la mayoría de la prensa de opinión en el país coincida en que la designación del senador Armando Guadiana, como coordinador de los comités de defensa de la 4T en Coahuila, es un regalo para el PRI. No solo porque estamos en vísperas navideñas, sino porque de alguna forma se tenía que retribuir el respaldo del grupo parlamentario del PRI a las iniciativas presidenciales para ampliar las tareas en seguridad pública de las Fuerzas Armadas y el Plan B de la reforma electoral.
El festejo por el resultado de la encuesta al interior de Morena se escuchó más en el PRI que en la propia oficina del senador Guadiana. Los nervios en el tricolor los había alterado la posible candidatura al Gobierno de Coahuila del Subsecretario de Seguridad Pública del Gobierno Federal Ricardo Mejia Berdeja. No solo por su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores de las 22 entidades de su partido, lo que le aseguraba recursos; sino por su buena relación con la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la estructura que logró crear en pocos meses.
Tan pronto se escuchó que Guadiana sería el abanderado de Morena en Coahuila, varios funcionarios y legisladores del PRI empezaron a cancelar las citas que semanas antes habían tramitado con altos jerarcas de Morena en la Ciudad de México, como parte de su plan B. Volvieron a creer en el revolucionario y en que era posible vencer a Morena, más allá del efecto "Andrés Manuel" y los programas sociales, saben que Guadiana no es un perfil competitivo frente a Manolo Jiménez, Jericó Abramo Masso o José María Fraustro.
La sensación de que el Gobierno Federal habría cedido Coahuila al PRI, se escuchó fuerte y en varios sectores, incluso en las propias redes del senador abanderado fueron más los reclamos que las felicitaciones. "Estamos con AMLO, pero no con Guadiana", increpaban ante la designación. Por supuesto ganó el presidente, obtuvo el apoyo del PRI en sus iniciativas legislativas, fraccionó a la oposición y se confirmó como un hombre respetuoso de su método de selección, las encuestas. A pesar de que se inclinaran por un candidato cuestionado como empresario, muy cercano a Alonso Ancira y Ricardo Monreal, y quien además ha tenido varios desacuerdos con el propio presidente.
El PRI también salió vencedor porque con Guadiana en la boleta electoral de 2023 ni siquiera dependerá de una alianza con el Partido Acción Nacional para obtener una victoria, así que ahora podrá poner sus propias condiciones para negociar una alianza que ya no es indispensable. Las encuestas serias daban hasta hace dos semanas una ventaja de Morena sobre el PRI en la intención de voto de los coahuilenses, esto sin candidatos, lo cual no debe sorprender si cambia.
El enorme respaldo ciudadano que obtuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador al momento de llegar a la Presidencia de la República dio para que incluso un personaje como el futbolista Cuauhtémoc Blanco llegara a la gubernatura de un estado tan importante como Morelos, sin embargo, si la elección fuera hoy, estoy seguro que el futbolista no ganaría ni sustentando su campaña en la popularidad del mandatario de los mexicanos o en los goles con los que tanto emocionó a los aficionados a este deporte.
En política los acuerdos y negociaciones están más allá de las pasiones que se suelen desatar entre los seguidores de sus protagonistas, quien ayer era un villano para muchos priistas, sobre todo para los que no son de Coahuila, Rubén Moreira, hoy se levanta como un héroe que hizo posible una alianza que le regresará los signos vitales a un partido en vías de extinción, y aunque falta la encuesta verdadera, es decir la de las urnas, lo cierto es que la posibilidad de una victoria regresó al corazón del tricolor.
Siempre se ha dicho que el reto principal de Morena es sobrevivir al propio Morena, y lo que se ve imposible es que el senador Guadiana logre la unidad al interior de su movimiento, principalmente porque no se ve vislumbra ni poquito una imagen en la que el presidente López Obrador le levante triunfante la mano al abanderado de su partido, o se desviva en giras, con programas y acciones, como de seguro lo hará en el Estado de México con Delfina Gómez, para asegurar el triunfo de Guadiana en Coahuila.
La designación de esta semana se antoja para ver el próximo año al Estado de México como la pasarela de secretarios de estado, altos servidores de la nación, programas piloto de todo tipo en una entidad en el que parece que su gobernador, Alfredo del Mazo, negocio desde el primer día que se sentó en el poder, por eso su silencio y bajo perfil serán una alfombra roja para que Delfina Gómez camine ni mayor obstáculo. Mientras que Coahuila será el pariente olvidado de la 4T.
@uyohan